El pino es el árbol más común en los bosques mediterráneos, y Mallorca no es una excepción. Sin embargo, la encina, otro árbol característico de la isla, y principalmente en la Serra, gana terreno con los años.

La supremacía del pino se explica, en parte, en su mayor capacidad de adaptación al terreno. "En contra de lo que la gente piensa, el pino no invade los bosques de encinas", sostiene Joan Santana, "sino que, al ser una especie poco exigente con el terreno y algo oportunista, tiende a colonizar los espacios abandonados por la agricultura". Una prueba de ello son las imágenes aéreas tomadas en algunos puntos de la Serra, donde el espacio antes destinado al cultivo de olivos ha sido ocupado por bosques de pinos. Además, la encina llegó a perder mucha presencia por culpa de las actividades económicas en los bosques, principalmente la elaboración del carbón. Cuando un encinar es perturbado por la acción humana, el pino es el árbol que primero ocupa el espacio que anteriormente era dominado por las encinas. "Con el tiempo, los encinares tienden a volver a los terrenos que habían ocupado", apunta el jefe del Servicio Forestal.

Aproximadamente el 60 por ciento de la superficie arbolada de Mallorca está ocupada por los pinos, diez puntos más que en los años 70. Las encinas, por su parte, están presentes en un 14 por ciento de la masa arbolada, un porcentaje similar al de hace treinta años. La tercera especie son los ´ullastres´.