Valldemossa vive una situación inmobiliaria inusual. Tanto que el propio alcalde Nadal Torres no recordaba algo así desde hace una década.

"Se vende". Ver estas dos simples palabras en un cartel, colgado de los balcones de las viviendas valldemossines era algo inimaginable hace unos años. La crisis ha empujado a muchos propietarios a desprenderse de las segundas residencias o bien, de aquellas propiedades familiares, compartidas en titularidad por varios hermanos. También los promotores han caído en las redes de la desaceleración. Construir en Valldemossa hoy ha dejado de ser un negocio seguro y rentable.

La oferta llega así hasta este pintoresco pueblo, donde encontrar una casa a la venta era prácticamente imposible, detalla el alcalde de la localidad Nadal Torres. Muchas a las que era difícil ponerles precio, por su valor sentimental o el encanto de su enclave, han salido ahora al mercado. En estos momentos hay alrededor de una quincena.

"Comprar una vivienda en Valldemossa es posible en estos momentos", indica Torres. Si bien, sus precios no están al alcance de muchos. Y la escasez de préstamos bancarios tampoco ayuda.

Es el pez que se muerde la cola. En Valldemossa hay casas a la venta porque nadie las puede comprar. Los bancos no dan facilidades para ello. Si no, ya se hubieran vendido comenta, Jaume Morell que trabaja en una inmobiliaria. Asegura que el 90 por ciento de las viviendas ofertados son de españoles y que los motivos de su venta son muy variados.

La zona con mayor oferta suele ubicarse en las urbanizaciones, donde se ha acometido más obra nueva. Las restricciones urbanísticas municipales han puesto freno al desmesurado crecimiento urbanístico que se ha cebado con otras localidades. Precisamente por ello en Valldemossa no había mercado, explica Morell. Según detalla, los precios pueden ir de los 350.000 hasta superar el millón de euros, unas cifras inasumibles para los jóvenes del municipio que suelen abandonar el pueblo por la carestía de las casas y las dificultades para conseguir una hipoteca.

El propio alcalde asegura que también tuvo que dejar Valldemossa ante la imposibilidad de costearse una vivienda. Los elevados precios le obligaron a buscar otro lugar más económico para vivir. Pero luego volvió, indica. "Eso es lo que les está ocurriendo a muchas parejas", comenta Torres, que espera poner fin a esta situación con la construcción de las nuevas viviendas de protección oficial que ya se están tramitando. Se levantarán en la urbanización del Arxiduc, aunque las obras no comenzarán hasta la próxima legislatura. Las viviendas se edificarán de forma progresiva, mientas se van conociendo los detalles sobre la capacidad del terreno. Torres estima que la primera promoción podría tener una docena de viviendas. El alcalde espera, asimismo, poder llegar a un acuerdo con el Govern para dar prioridad a los residentes, ya que la demanda es muy elevada, asegura.