La oruga de la procesionaria se ha cebado de forma especial este año con los pinares situados en la zona de Cala Figuera, en Calvià, y en la marina de Llucmajor, el área más afectada de Mallorca por los efectos de esta plaga que devora las hojas del pino mediterráneo y cuyo control precisa de una intervención anual por parte de la conselleria de Medio Ambiente para evitar su rápida proliferación.

En estas dos áreas de la isla, el nivel de afectación de la procesionaria es elevado, marcado con el número tres en una escala que va del cero al cinco, siendo este último número el nivel más grave.

La actividad del lepidóptero también es muy activa en la Serra de na Burguesa, donde en algunos sectores la afectación llega al nivel cuatro, al igual que en el pinar posterior de la playa de Es Trenc, en Campos, donde se ha detectado presencia muy activa de la oruga.

Además, otras zonas dispersas de pinar del Pla, el Migjorn, el Llevant y el Nord de Mallorca también presentan elevados niveles de presencia de la procesionaria. El área natural de Son Real, en el municipio de Santa Margalida, es la zona del norte de la isla en la que la oruga concentra más actividad.

Trampas y fumigaciones

La conselleria de Medio Ambiente iniciará esta semana entrante las tareas de fumigación aérea y terrestre contra la procesionaria en aquellas zonas más afectadas por la plaga. El director general de Biodiversidad, Vicenç Vidal, explica que, en principio, está previsto que el tratamiento aéreo se desarrolle sobre unas 1.600 hectáreas de la isla, aunque posiblemente el área de extensión se amplíe a 3.000 hectáreas más. En el año 2009, fueron 2.500 las hectáreas tratadas con productos que tienen el objetivo de evitar la metamorfosis de la oruga e interrumpir el ciclo vital del lepidóptero. Vidal destaca que, en aquellos espacios naturales protegidos, el tratamiento se realiza con productos biológicos.

La elevada incidencia de la plaga en los pinares mallorquines obliga a la Administración a aplicar un tratamiento continuado a lo largo del año. Así, desde mayo a julio, cuando la procesionaria se encuentra en el estadio de crisálida, antes de la eclosión de la mariposa, empiezan a colocarse las trampas con feromonas. Este año se han renovado 3.000 trampas ya existentes y se han colocado otras 900 más con respecto al pasado año. Posteriormente, entre finales de año y principios del siguiente, se colocan nidos para pájaros depredadores.

Este año, la isla de Cabrera también ha sido objeto de tratamiento.