En Ariany sí puede decirse que prácticamente todos se conocen. La mayoría de sus ochocientos habitantes presumen y dicen que viven en uno de los pueblos sin duda más tranquilos de Balears. Sin embargo, distintos affaires han afectado en la época reciente la imagen del municipo, destacando negativamente el local ilegal destinado a las peleas de gallos y la existencia de hasta tres burdeles.

El alcalde, Joan Ribot (UM), defiende el trabajo conjunto entre el Ayuntamiento y la Guardia Civil de cara a proceder al cierre de prostíbulos. Según el primer edil regionalista, ´solo´ queda un burdel abierto: Can Capeta. "Hace aproximadamente un año o algo más se iniciaron los expedientes tras las pertinentes inspecciones para la clausura de los prostíbulos de Son Gibert y Son Raixac, que eran visibles desde caminos". Respecto al último que queda en funcionamiento, Can Capeta, Ribot señala que "presenta más dificultades al estar más oculto, es más discreto".

En opinión del alcalde, "resulta muy positivo ir solucionando este tema a fin de mejorar la imagen de Ariany, y evitar problemas de este tipo de clientes que acceden a estos negocios. La gente de Ariany no se merece para nada que se le identifique con estas actividades".

En la misma línea, el Ayuntamiento no guarda buen recuerdo del cuadrilátero para las peleas de gallos, un local ilegal en la frontera del municipio con Maria de la Salut. Ribot resalta el trabajo realizado por el Seprona de la Guardia Civil, detalla que se abrió un expediente por infracción urbanística y que el recinto está pendiente de demolición, "tema en manos del Consell".

Tanto en lo referente a burdeles como al local de las peleas de gallos, el primer edil arianyer subraya que "son gestionados por empresarios de fuera de Ariany, que no mantienen ningún vínculo con este municipio". De hecho, del polémico cuadrilátero concreta que como responsables figuran personas de Maria y de un barrio de Palma.