Modelado en la década de los noventa y completado durante el nuevo siglo, el barrio de Na Capellera, a las afueras de Manacor y junto al campo de fútbol, los multicines y el instituto Mossèn Alcover, no parece que deba ser uno de los más descuidados de la ciudad. Sus fincas de líneas rectas y las calles anchas, denotan un cierto nivel económico. "Pero no todo es como parece", masculla el presidente de la nueva asociación vecinal creada en verano, Antoni Perelló.

"No creo que esto sea normal en el barrio más nuevo de la ciudad", comenta mientras señala uno de los múltiples solares sin vallar, utilizados ya como pequeños vertederos urbanos de toda clase de residuos. "El Ayuntamiento debería hacer cumplir su propia normativa, vallarlos y limpiar el barrio". Es complicado transitar en coche, los baches son frecuentes y cuando se intenta esquivar uno, se acaba en el siguiente. Tampoco las aceras son aptas. Deposiciones, cristaleras rotas, botellas o farolas colocadas en medio del paso. En la Ronda del Port, que separa el barrio de los chalés de la futura asociación de vecinos Miquel Àngel Nadal (todavía de más alto standing), muchas de las aceras o son de una anchura irrisoria o simplemente no existen.