La imagen es impactante. Singular. Más aún durante las puestas de sol. También es controvertida por los posibles perjuicios medioambientales en un ecosistema litoral rocoso frágil, delicado. En cualquier caso, esta temporada, la espectacular proliferación de montones de piedras conocidos popularmente como hitos o mojones consigue llamar la atención. Residentes tanto en la isla como extranjeros son los responsables de la configuración de una postal tan curiosa, objeto de miles de fotografías.

En opinión de muchos, los numerosos hitos obedecen a un sentimiento de espiritualidad-misticismo, y más teniendo en cuenta que la zona del faro de Cap Salines (en el municipio de Santanyí) es el punto más meridional de la isla. Asimismo, hay quienes lo achacan a un simple entretenimiento o bien lo relacionan con un simbolismo de excepcional contacto humano, reencuentro, con la naturaleza, en un área natural privilegiada enmarcada por la famosa finca de sa Vall y su segregada s´Avallet. Hay playas, calas y tramos de costa realmente impresionantes (como es Caragol, Cala en Tugores, es Carbó y es Dolç). Una costa idílica pese a sufrir cierto abandono institucional. Como telón de fondo, el ámbito de la reserva marina de Migjorn (donde resalta la abundancia de los preciados raors) y la majestuosa silueta de Cabrera, evidenciando un tesoro patrimonial único.

Miembros del GOB, como el profesor de geografía Macià Blázquez, y otros muchos ciudadanos temen que tan excesiva cantidad de montones de piedras de múltiples tamaños pueda suponer una alteración, erosión, afectando a la calidad medioambiental, hábitats de organismos y plantas como las endémicas limonium y launaea cervicornis. "Se debe vigilar que determinadas sobrecargas, acciones humanas, puedan provocar trastornos", defienden Blázquez y un considerable número de vecinos.

Escenarios emblemáticos de rituales

Si hay a quienes no les molesta en absoluto, también cabe apuntar que hay visitantes de Cap Salines que reconocen no compartir estas formas recreativas de acumular piedras y responden desmontando con esmero o, en contraste, con patadas al estilo karateca. En Mallorca, también desde hace muchos años, hay otros escenarios con cierta fama de acoger rituales espirituales, mágicos, principalmente por sus puestas de sol y esplendor natural, paradisíaco, como Cap de Formentor, la Trapa y es Coto-es Trenc.

La masiva afluencia de residentes y turistas, sobre todo en fines de semana de junio a octubre, constata que pese a no existir una publicidad específica del Cap Salines es un destino de extraordinario interés. El tema de la notable presencia de embarcaciones cerca de la orilla y los accesos merece capítulo aparte. Si los empadronados en el municipio de ses Salines gozan del privilegio exclusivo de poder circular dentro de sa Vall, en la parte de Santanyí se comprueban decenas de coches aparcados en la parte final de la carretera del faro, registrándose a menudo robos y cuestionándose la venta ambulante de bebidas y comida.