A media hora de las seis de la mañana, unas cincuenta personas entre padres, niños y curiosos ya vagaban expectantes frente a las casas de

s´Hort des Correu de Manacor, la finca que guarda el emblemático y misterioso remedio del alba de Sant Joan: dos vimers mágicos que curan las hernias infantiles con los primeros rayos de cada 24 de junio. Hasta veintisiete pequeños pasaron ayer por entre las ramas del par de mimbreras, las únicas que se conservan de lo que fue, en el siglo XIX, un gran jardín botánico a las afueras de la ciudad, propiedad del médico e investigador local, Miquel Amer.

La familia Sureda-Sunyer, quien se encarga desde hace décadas del mantenimiento de la possessió, se encargó de la preparación y el buen funcionamiento del ritual. En orden estricto de llegada, los padres de las criaturas iban recibiendo su número de referencia, mediante el cual después serían llamados. Se entregaron veintiocho (no existe el número trece), once más que el año pasado.

De forma paralela, Magí Sureda iba deshojando las ramas señaladas como las mejores, para facilitar el paso de los enfermos. Completado el primer paso, con un pequeño cuchillo las iba partiendo de manera longitudinal y con sumo cuidado. Todo estaba listo.

"Han venido, de nuevo, familias de todos los puntos de Mallorca", recordaba Bàrbara Sunyer. "El mayor problema de este año han sido las últimas lluvias, y el hecho de que las ramas sean aún verdes y, por tanto, más complicadas de cortar de manera limpia".

Los pasos del ritual

A las seis y veinte minutos comenzó el paso. Rápidamente y aprovechando la luz curativa, los niños desnudos pasaron por entre las ramas. A medio camino y a la altura de la dolencia, eran ungidos con la savia de las mimbreras de manera repetida y durante unos diez segundos. Algunos no pudieron evitar el llanto ante lo desconocido.

Seguidamente, pero sólo después de identificarlo con un número y un pequeño trozo de tela de color, cada tallo fue de nuevo unido con presión mediante un hilo de rafia. Para finalizar el proceso, cada corte se untó además con barro de alfarero recién mezclado para que quedara duro y no deje pasar el oxígeno. Se recomienda que los enfermos (que deben tener hasta una edad máxima de doce años) no tengan contacto con el agua, durante al menos 48 horas.

Ahora queda la espera hasta el próximo día de Sant Jaume, el 25 de julio, para conocer si la rama ha reverdecido y ha quedado unida nuevamente. Lo que significaría también la sanación del niño.

Lo más destacado de la pasada mañana de Sant Joan en s´Hort des Correu, sin embargo, fue la gran cantidad de personas locales que acudieron a presenciar desde fuera uno de los ritos más queridos por los manacorins, absortos por la falta de explicación sobre las facultades de las mimbreras, únicas en Mallorca. Incluso algunos expertos aseguran que los vimers de la finca no son en realidad lo que se conoce como mimbreras, sino otro tipo de arbusto diferente todavía por determinar.

La fidelidad centenaria de los herniados hacia el vimer, hizo que durante mucho tiempo se intentara sembrar nuevos ´hijos´ del árbol principal. Pero sólo uno, y de ello ya hace 35 años, logró crecer y disponer de las mismas propiedades que su antecesor.

Y desplazándonos de Manacor a Son Servera, más de un centenar de personas acudieron a la playa de sa Marjal para ver salir el sol, después de una noche de verbena en el pueblo. La fría mañana llevó a los asistentes a encender dos hogueras para combatir unas temperaturas más bajas de lo normal. Treinta litros de chocolate caliente y veinte ensaimadas grandes sirvieron de desayuno a quienes acudieron a la playa en el tradicional acto de la salida del sol,

que pone punto y final a la revetla de Sant Joan en las fiestas patronales del municipio. De hecho, se culminaron las celebraciones con diferentes citas a lo largo de la jornada: una misa solemne con baile de l´Oferta; un concierto de la banda; un refrigerio; baile folclórico; degustación de helado y ensaimada, y traca de final de fiestas a medianoche.

En otras localidades de la isla, como Porreres y Sant Joan, también hubo actos de costumbre, resaltando una considerable participación y animación. En Porreres, estaba programada una charla-concierto sobre la figura y obra de Chopin a cargo del pianista Joan Moll Marquès. Asimismo se anunciaba una revetla musical y misa solemne. Los actos festivos proseguirán este fin de semana. Mientras que en Sant Joan no faltó la singular aparición de Sant Joan Pelós y del Corb de Sant Nofre, así como la amenización a cargo de los xeremiers. En esta edición también cabe resaltar los dimonis del colegio Son Juny, la llamativa procesión de llanternes creadas con frutos de temporada y el protagonismo de personajes mágicos. Sant Joan celebrará en el mes de agosto sus fiestas patronales.

Y de la comarca del Pla al sur de la isla, en Campos un considerable número de residentes y foráneos se acercaron la noche del miércoles a emblemáticos arenales como los de es Coto, es Trenc, ses Covetes y sa Ràpita para celebrar la noche mágica que viene a ensalzar el solsticio de verano. Muchos se bañaron y la gastronomía y la animación reinaron en el ambiente. El alcalde, Joan Juan, comentó a este periódico que la velada transcurrió sin graves incidentes, agradeciendo el civismo y la buena labor de los agentes de seguridad y voluntarios.

Si Sant Joan ya ha pasado, varias localidades ya están inmersas en Sant Pere. Es decir, este junio aún se resiste y reivindica sentidas y multitudinarias concentraciones festivas.