Cada uno cumple su función. Los roles tradicionales del aprendizaje. El profesor explica. Con paciencia. Una y otra vez. Los alumnos, inquietos, se remueven en su silla, escuchan, preguntan en voz alta, fijan su vista en el cuaderno. Suena música clásica. "Haced lo que os diga la música. Si es algo estridente sería así", dice el profesor, mientras marca unas formas puntiagudas en la pizarra. "¿Y si se para la música qué hacemos?, ¿ponemos un silencio?", pregunta una alumna. "¿Y la intro la ponemos?", interroga otra.

Hay miradas al que está sentado al lado para cerciorarse de que uno va por el buen camino en el ejercicio. Hay pupitres de toda la vida. Frases en inglés colgadas en la pared que recuerdan cómo pedirle al profesor poder ir al baño. Murales con dibujos, con collages. Huele a tiza y a ceras para pintar. Hay libros y cuadernos abiertos. Lápices y bolígrafos azules y negros, que se agitan en manos pequeñas.

La escenografía perfecta de un aula cualquiera de un colegio cualquiera. Sin embargo, en la escuela Ses Roques, en Caimari (Selva), hay un factor añadido que hace que esa escena tenga un aroma de otros tiempos. Se ve en dos de los alumnos. Uno se llama Facundo. La otra Ana María. Él estudia tercero de Primaria. Ella, sexto. Junto a 13 compañeros de edades entre 8 y 12 años, comparten aula y profesor en una de las pocas escuelas unitarias que quedan en Mallorca.

Concretamente, existen en Artà, Deià, Estellencs, es Secar de la Real (Palma), Santanyí y Selva, según la información facilitada por la conselleria de Educación. Los centros unitarios son la solución para aquellas localidades pequeñas que no cuentan con los suficientes alumnos ni espacio como para tener un curso en cada aula. En el colegio de Caimari, existen tres aulas para sus 48 alumnos. En una se ubica el ciclo de Educación Infantil (de tres a cinco años), en que hay 23 niños. Los 10 alumnos de primero y segundo de primaria (de seis y siete años) ocupan otra dependencia. Y los 15 estudiantes de tercero, cuarto, quinto y sexto (entre ocho y 12 años) se reúnen en otra clase. Cuatro profesores para tres aulas.

"Es un poco caótico a veces. Hay que tener en cuenta que los alumnos están en estadios de aprendizaje diferentes. No tienen las mismas necesidades, ni los mismos intereses. Se necesita mucha paciencia y me tengo que organizar bien, porque son tres o cuatro cursos que he de llevar al mismo tiempo, con una media de 15 temas por asignatura", relata el tutor de los cursos de mayores, Javi Borràs, durante una pausa en la clase de música.

Las declaraciones de Borràs sintetizan lo que es el día a día educativo en los centros unitarios, que obliga a un sobreesfuerzo por parte de todos. Tanto de profesores como de alumnos. "Ellos aprenden a ser autónomos", explica el director de la escuela, Toni Boyeras. "Se acostumbran a que el maestro no puede estar siempre con ellos y, sobre todo, los más grandes se tienen que espabilar. Han de hacer ejercicios, leer por su cuenta", agrega.

De igual forma, los docentes han de poner en marcha todo un ejercicio de organización didáctica. No es para menos. Por ejemplo, deben enseñar al mismo tiempo matemáticas para niños de 8, 9, 10, 11 y 12 años. "Mientras les explicamos a unos la lección, a los otros les damos ejercicios", detallan los docentes. Pese a todo, ninguno cambiaría su puesto por otro en una escuela ´convencional´. "Es verdad que algunos días vas de bólido y que prácticamente no te quedan horas libres. Pero tienes la ventaja de que existe una mayor interacción con los niños y que el trato es muy personal", manifiesta María José Balle, profesora de primero y segundo de primaria en Ses Roques.

Entre los padres, al principio, surgen recelos acerca de la eficacia de este sistema. "Pero después se dan cuenta de que tiene muchas ventajas", argumenta Boyeras, "por ejemplo, el hecho de que un alumno de tercero escuche lo que estudian los mayores ya hace que asimile más conceptos". El director recuerda que la proporción de éxitos y fracasos de alumnos del colegio en el instituto y la universidad no difiere de la de cualquier otro centro.