La anunciada ordenanza antibotellón con la que el ayuntamiento de Manacor pretende atajar el problema del consumo de alcohol en la vía pública durante los fines de semana, y que entró en vigor este pasado martes, "deberá aplicarse poco a poco y después de una campaña publicitaria en los medios e institutos del municipio", señaló el regidor de Policía, Antoni Sureda.

Las infracciones no serán sancionadas (si no hay denuncia expresa por alteración del orden o vandalismo), "durante fiestas populares y patronales, conciertos y acontecimientos similares" como las Fires i Festes o Sant Antoni, según dicta la propia ordenanza. "No pretendemos que tenga un carácter represivo ni castigar injustamente a nadie, simplemente creemos que debe estar regulado para garantizar la seguridad y el descanso de los vecinos", argumentó el concejal de Salud, Antoni Mesquida.

Las multas por consumo de alcohol en la calle ascenderán hasta los 3.000 euros para las muy graves; de 751 euros hasta 1.500 para las graves y de 400 hasta 750 para las consideradas leves.

Actualmente los principales puntos de botellón se concentran en la calle Industria, vía Portugal, la urbanización de Son Talent, el aparcamiento del Eroski en la carretera vieja de Sant Llorenç, el barrio del Serralt y el entorno del campo de fútbol de Porto Cristo.

El Ayuntamiento y la Policía Local han preparado ya un acta de infracciones para que los agentes señalen en la casilla pertinente cuál de las cuatro principales ordenanzas municipales se incumplen (protección de espacios verdes y mobiliario, residuos, protección contra ruidos y consumo de alcohol en vía pública) y qué artículo se vulnera.

Mesquida quiso dejar claro ayer que no se trata de una normativa "oportunista" realizada después del trágico suceso que le costó un ojo al vecino del Paseo Ferrocarril Antoni Marcús después de un concierto cercano.