Demarcación de Costas inició ayer los trabajos de derribo de la casa de Can Ganxo, en Cala Tuent, en cumplimiento de la resolución dictada por el Ministerio de Medio Ambiente. El inicio de la demolición se llevó a cabo no sin la resistencia de sus propietarios que hasta el último momento intentaron evitar lo que ya es un hecho.

Incluso ayer uno de los propietarios de la casa, Pere Vicens, logró paralizar los trabajos tras exigir a los operarios la orden judicial que les permitía el acceso. Una patrulla de la Guardia Civil que se desplazó a la zona autorizó la continuación de los trabajos horas después de que se hubieran parado.

Los trabajos realizados a lo largo de la jornada de ayer consistieron en vaciar el interior de la casa de los muebles, objetos y enseres que todavía había en su interior. Los operarios de Tragsa, la empresa pública que realiza la demolición, retiraron puertas y ventanas del edificio con el fin de facilitar los trabajos que en los próximos días realizará una excavadora encargada de tirar al suelo la vieja estructura de Can Ganxo.

Tensión

El comienzo de la demolición de la casa no estuvo exento de escenas de tensión entre los propietarios, que no ocultaron su impotencia al ver como poco a poco estaban desmontando la propiedad que adquirieron hace años con la intención de abrir un restaurante.

Pere Vicens aseguró que le "han hecho pasar por el embudo" mientras sostenía uno de estos artilugios en la mano. Seguidamente aseguró: "Esta es la ley que aplica el delincuente Celestí Alomar", en alusión al jefe de Costas en Balears.

A lo largo de los últimos días los propietarios de la casa, afectada por la Ley de Costas al estar situada en la zona de protección de Cala Tuent, intentaron infructuosamente paralizar el derribo mediante la interposición de diversos recursos en el juzgado y en la fiscalía.

La casa fue construida en la década de los años 30 y desde entonces fue pasando por varios dueños hasta que en los 90 fue adquirida por Pere Vicens y Florentina Mora con el fin de montar un restaurante. Entonces comenzaron los problemas burocráticos que les impidieron abrir el establecimiento.

Vecinos de Cala Tuent llevaron a cabo el año pasado una recogida de firmas para evitar el derribo de Can Ganxo proponiento que el edificio pasara a manos del Consell para convertirlo en un refugio para la Ruta de la Pedra en Sec.