La Guerra Civil aún no ha acabado en Mallorca. Una bomba de más de 50 centímetros de longitud lo impide. Se la encontró a las 14.30 horas de la tarde de ayer un turista extranjero, que se topó con el artefacto cuando se bañaba en la playa de ses Covetes. Allí, a pocos metros del chiringuito playero, apenas cubierto por arena y por unos centímetros de agua salada, apareció el artefacto. "Está en muy buen estado", confirman fuentes de la Guardia Civil, que aclaran que la corrosión de varias décadas de salitre, arena y olas no ha hecho demasiada mella en el proyectil.

"Sigue activo", recalcan. Y eso significa peligro, aclaran fuentes policiales, que relatan cómo minutos después del hallazgo se evacuó y precintó la playa. "Hay un riesgo potencial. No sabemos de qué dimensión, pero lo hay", justifican, antes de detallar que en el arenal había decenas de bañistas disfrutando del sol de octubre.

A cinco metros de la orilla

Tras el desalojo de la playa, el caso quedó inmediatamente en manos de la Guardia Civil, que a su vez avisó a los expertos en explosivos del Cuerpo. Aunque la solución hubo que ir a buscarla mucho más lejos: según confirman en la Guardia Civil, en las próximas horas llegará a Mallorca una fragata de la Armada. Salió ayer noche del puerto militar de Cartagena, pertrechada con los equipos precisos para desactivar la bomba de la Guerra Civil. "Mañana se encargarán de ello, creemos", apuntan en la Policía Local de Campos, que tiene previsto mantener acordonada la playa contigua a las turísticas dunas de es Trenc hasta que la fragata y sus especialistas retiren el explosivo. Acceder al artefacto no les resultará difícil. Según aclaran fuentes policiales, la bomba está a cinco metros de la orilla, cubierta por pocos centímetros de agua. "Seguramente las últimas tormentas y el oleaje han removido los fondos y han hecho que la bomba quede descubierta", especulaban los agentes, poco acostumbrados a sustos en forma de bomba. Y menos de la Guerra Civil.