La plataforma de afectados por el nuevo mercado de Inca se reunió ayer con el arquitecto, Carles Muro, y con el alcalde, Pere Rotger. Muro propuso a todos los vecinos visitar las obras y así entenderían "porque es inviable derribar el muro". Una vez en el lugar se pudo comprobar como en vez de un muro se trata de un pasillo ­-flanqueado por dos muros-, en cuyo interior se encuentran todos los servicios de los aparcamientos (escaleras, respiraderos, ascensores y otros). Tirso Tarragó portavoz de los vecinos dijo: "Lo entendemos pero sigue sin gustarnos y al final al cabo de unos años se tendrá que hacer de nuevo".