Ana Espases Calvente nació en Palma en 1975. Desde hace unos años reside en Maria de la Salut y desde el pasado mes de febrero es la principal responsable de la planta Hormigones Montecristo, del grupo Metrum, ubicada en el polígono de Son Oms. Es una mujer joven a la que le ha costado mucho llegar a este cargo en un mercado de trabajo que habitualmente ha sido un sector reservado para los hombres.

"Mi tarea consiste en organizar todos los trabajos de la planta para que su funcionamiento sea el correcto, tanto en la fabricación como en la venta del hormigón. Entre mis cometidos está el de captar clientes; quizá es el más complicado de todos ellos, pero no por ser mujer", explica Ana.

Cuenta que empezó de auxiliar administrativa en una empresa constructora hace más de diez años. Más tarde mejoró su contrato pasando a oficial administrativa, ya en una empresa de hormigón, en la que acabó de gerente. A principios de este año la llamaron de la multinacional Metrum, desde Madrid, y le ofrecieron ser directora de planta en Hormigones Montecristo, y aceptó de muy buen grado. "Por lo visto tenían buenas referencias mías. Me manifestaron que era un riesgo, puesto que no había ninguna mujer en España que desempeñara este trabajo, pero estaban dispuestos a asumirlo. Me agradó que confiaran en mí y trabajaré para no defraudarles. Realicé un curso de formación en Madrid y al mes me incorporé a mi nueva plaza", declara.

Ana no tiene estudios universitarios, tan sólo llegó a COU. "Nunca he pisado una universidad. Después de COU, realicé cursos de contabilidad, idiomas, informática y prevención de riesgos laborales. He aprendido trabajando muchas horas, porque la mujer tiene que demostrar más cosas para llegar al mismo lugar que un hombre y poder cobrar el mismo sueldo", según su opinión.

Tiene bajo su mando al plantista, quien maneja el ordenador y dosifica y descarga el hormigón; al palista y a todos los conductores de camiones hormigonera. La planta puede tener una producción de 1.000 metros cúbicos al día, aunque ahora, con la crisis, la producción es menor. Ana Espases ha tenido pocos problemas en su relación con los obreros de la fábrica. "Nos llevamos muy bien. Algunos clientes se extrañan la primera vez que hablan conmigo, pero nada más", concluye.