Por si no le bastara la invasión humana pura y dura, es Trenc se convierte ahora en probeta de protección del medio ambiente. Es como una operación a vida o muerte, o la aciertan o lo aniquilan. La Conselleria se presenta ahora como la gran sensibilizada y protectora de la mayor postal del turismo ecológico y experimenta entre la técnica y la buena intención. Con lo que se ha acumulado en el inmenso vertedero a arenal y mar abierto, cabía esperar un diagnóstico más certero para una terapia con posibilidades de garantía. Ahora todo queda atado con el cordel de la buena intención. Muy frágil y plagado de dudas porque antes que en la arena, los límites de qué se puede hacer en es Trenc deben estar en la mente de quienes lo pisan antes que en un cartel y una valla frágil.