En mayo de 2005, el inspector jefe Antoni Sureda y el reelegido alcalde Antoni Pastor (PP) pusieron en funcionamiento un acercamiento (físico y moral) de la Policía Local al ciudadano. Fue lo que se vino a denominar ´policía de barrio´. Se trataba de dividir la ciudad en dos zonas diferenciadas, que a su vez se subdividieran en un par más. Cuatro particiones para cuatro policías: uno patrullaba por el centro peatonal, el segundo por Baix d´es Cós, otro por la zona d´es Torrent y el último se encargaba de la vigilancia de la Plaça de Sant Jaume y sus alrededores. Antoni Sureda recuerda: "La distribución estaba pensada de tal manera que si algún agente se tenía que desplazar a otro sitio de la ciudad o era reclamado fuera de Manacor, el más próximo a él se pudiera encargar de substituirle". Pero cinco meses después, la escasez de agentes detuvo en seco un experimento que, irónicamente, había nacido desde el Ayuntamiento, el mismo que puede incrementar, si lo desea, dicha dotación.