El alcalde de Llucmajor, Lluc Tomàs (PP), reconoció la pasada semana durante el último pleno que el Ayuntamiento que preside tiene una deuda de 21 millones de euros, 3.500 millones de las antiguas pesetas. Ante esta situación económica, la oposición, PSM, UM y PSOE, exigió al equipo de gobierno, PP-ASI, liderado por Tomàs y Rabasco que "paren el despilfarro en festejos".

El primer edil quiso justificar esta importante deuda apuntando que "estamos dentro de los límites de endeudamiento que marca la ley y de estos 21 millones hay 15 que están financiados por otras administraciones y 6 son circulantes".

Joana Lluïsa Mascaró (PSM) recordó que en cada pleno hay una operación de endeudamiento "porque en el Ayuntamiento no hay dinero y no les queda otro remedio que acudir al banco. Prueba de ello es que este misma semana se vuelven a endeudar en 390.000 euros más y lo han hecho de forma encubierta e ilegal", acusó la edil nacionalista.

Por su parte, la edil del PSOE, Antònia María Caldés, después de pedir explicaciones por un sinfín de gastos de fiestas y viajes, apuntó que la situación económica "es grave y ustedes continúan despilfarrando fruto de su mala gestión".

Tomàs Cantallops (UM) pidió explicaciones por la factura de un coche que gastó 88 euros de combustible en un solo día.