Ajena a temporales políticos y marejadas sociales o rupturas en la costa, la fiesta marinera navega siempre sobre el mar en calma de la tradición, con la nave de la devoción religiosa cuyo timón mantiene firme la Virgen del Carmen. Ayer se comprobó, una vez más en Porto Cristo, Portocolom o Cala Rajada. La costa de Manacor puede tener conflicto sobre el rivet, Felanitx padece maremoto político, pero ayer, en aparente normalidad y con tregua social todos estaban en la procesión marinera. Era una brisa festiva deseada y agradecida que también alcanzaba la ribera de Cala Rajada.

El colorido y la popularidad de la fiesta que celebran los marineros para honrar a su patrona salpicó ayer tres puertos de la costa de Llevant con marcados orígenes pesqueros. En la tarde de ayer, las embarcaciones, engalanadas con cintas de colores y muchas flores, estaban impacientes para recibir a la Mare de Déu del Carme e iniciar la tradicional procesión marítima entre las aguas de los muelles.

En Porto Cristo, el gentío ocupó la primera línea de la playa y esperaba ansioso la llegada de la comitiva con la Virgen. Mientras unos aguardaban en el muelle, otros asistieron a la celebración de la eucaristía para acompañar a la patrona de los marineros, que fue bajada a hombros desde el templo hasta la zona marítima.

El desfile estuvo animado por las notas de la banda de música que recorrió junto a la Virgen las calles de la localidad, cuyos balcones estaban cubiertos con telas rojas con la imagen de la patrona grabada. La popularidad de la celebración aumentó con el ramo de murta que sostenían los asistentes a la misa y los niños pequeños vestidos con los típicos trajes de payeses. Como marca la tradición, cientos de vecinos cumplieron con el ritual de participar en la ofrenda floral a la Virgen del Carmen. Antes de iniciarse la procesión marítima una suelta de palomas decoró el cielo de Porto Cristo

Recepción de la Virgen

Sobre las nueve de la noche, la Virgen del Carmen viajaba a bordo de la embarcación Porto Cristo Cat, que encabezó el desfile marítimo, seguida por el centenar de barcas de recreo, llaüts y veleros. La patrona de los marineros fue vitoreada desde las flotas que la custodiaron. La comitiva llegó hasta sa Punteta, frente al faro, donde las barcas cambiaron su rumbo para dirigirse de nuevo al puerto y así devolver a la Mare de Déu del Carme al templo, que tendrá que esperar un año más para que los puertos pesqueros le vuelvan a rendir pleitesía. Con las celebraciones de ayer, los marineros tienen asegurada su protección en el mar por una larga temporada.

Las zonas de la costa de Llevant vivieron ayer con mayor solemnidad la celebración de la festividad de la patrona de los marineros que los protege cuando se alzan mar adentro.