Desde hace 45 años, Niquelados Oliver está instalado en Felanitx. Junto al Convent de Sant Agustí, es usual escuchar el zumbido de la pulidora. Desde hace unos años, Sebastià Oliver ha tomado el testigo de su padre en el negocio familiar.

-¿Todavía quedan calderas por limpiar?

-No te lo creerás, pero todavía debe haber muchísimas, a buen seguro en cada casa antaño había una o dos. Al ser algo indivisible, se han ido pasando de generación en generación. El 99% de las que llegan a nuestras manos nunca han sido limpiadas, o sea, que llegan con el hollín de toda su vida, aunque cuando salen de aquí, ni sus mismos propietarios las reconocen.

-El suyo es un oficio artesano, ya que la industrialización todavía no ha llegado.

-Todo el trabajo de limpieza, pulimento y barnizado se realiza de manera artesanal y manual, lo que implica que muchas veces antes de proceder a limpiar una lámpara, quinqué u otro objeto, debamos desmontarlo pieza a pieza.

-¿Cuáles son los objetos que más llegan para ser pulidos?

-La caldera de las matanzas, braseros, alambiques, lámparas, balanzas, lumbreras de aceite...