La posición del PP fue clave en el pleno de ayer al mediodía en Artà para definir el carácter y los condicionantes futuros del servicio de abastecimiento de agua en los distintos núcleos urbanos del municipio de Artà. Los ediles del partido conservador se decantaron hacia la continuidad de la condición pública de tan básico servicio y en consecuencia desbarataron los planes del gobierno minoritario de PSOE y UM para privatizar la explotación y mejorar la red de agua potable. Como es sabido, el suministro presenta en Artà grandes carencias y está sujeto a notables deterioros. UM volvió a cifrar ayer en 200 mil euros el coste anual del mantenimiento municipal y entre el 70 y 80 por ciento el volúmen de pérdidas.

Los altercados verbales y la descoordinación expresiva volvieron a adueñarse de la sesión plenaria extraordinaria celebrada ayer en Artà. PSOE y UM ven en la concesión externa un alivio para las vetustas redes del pueblo de Artà, Colònia de Sant Pere y las urbanizaciones de Montferrutx y s´Estanyol opción con la que discrepan desde hace tiempo EU-EV, Independents y ahora el PP. La unión de estas tres formaciones da un control mayoritario a la oposición.

Ahora el equipo de gobierno tiene la alternativa de desenpolvar su proyecto municipal de renovación de redes de agua potable y aplicar las correspondientes contribuciones especiales previstas para el caso. De todos modos, la alcaldesa, Maria Francisca Servera (PSOE) no arrojó la toalla y ayer mismo, después del pleno, manifestó que insistirá en la concesión privada del agua. Rafel Gili de UM también lamentó la postura de la oposición y Margalida Tous de los Independents tachó de "inconsciente" al gobierno por el modo indocumentado en que presenta los proyectos. "Parece que no se dan cuenta de que están en minoría" dijo pero la alcaldesa está convencida de que la oposición sólo busca el desgaste de PSOE y UM.

El hecho es que todas las partes insisten en la urgencia de solucionar el deficiente suministro de agua en Artà, pero el equilibrio de fuerzas y la fuerte rivalidad política impiden, una y otra vez, llevarlo a término.