Desahucio en Son Malferit: "No me voy por 8.000 euros, no me alcanza ni para un año de alquiler"
Más de una decena de personas serán desalojadas de un bloque de viviendas cerca de Son Malferit; tienen hasta diciembre para abandonar sus casas.
Los inquilinos denuncian que el propietario es un fondo buitre que pretende demoler el edificio para levantar nueva construcción.

Pere Morell

“Nos echan y luego nos toca buscarnos la vida como podamos”. Continúa la oleada de desahucios en Palma. Tras la entrega de órdenes judiciales a varias parcelas de la zona de Son Bordoy, donde residen medio centenar de familias, algunas desde hace casi tres decádas, se suma ahora el desalojo de un bloque de viviendas cercano a Son Malferit. Más de una decena de personas del nuevo bloque afectado han recibido el aviso: tienen hasta diciembre para abandonar sus casas.
Los inquilinos aún no han recibido la orden judicial que formaliza el desalojo, pero han sido informados por sus abogados. La tensión es palpable entre las familias, que vagan entre los edificios, vislumbrando un futuro incierto y con pocas alternativas habitacionales, debido a los elevados precios del alquiler en toda la isla.

Las viviendas están cerca de Son Malferit. / Pere Morell
Joaquín, uno de los inquilinos, cuenta que antes vivía en Es Rafal Nou: “Le di 4.000 euros al anterior inquilino, y ahora, tras dos años aquí, nos dicen que tenemos que irnos. No solo yo, todo el bloque. Aquí vivimos entre 15 y 20 personas. Hay gente que lleva más de cinco años”.
Fondo buitre
Los inquilinos denuncian que el edificio pertenece a un fondo buitre que pretende demolerlo para levantar nueva construcción: “Me ofrecieron 8.000 euros para marcharme, pero no me voy. Eso no me alcanza ni para un año de alquiler”, afirma Joaquín.
“A un vecino le dieron 8.000 euros y se fue, pero luego intentó volver porque no encontraba nada. No pudo. Enseguida vino la policía para echarla”, asegura Joaquín
Las viviendas, aseguran, son perfectamente habitables. De hecho, muchas han sido reformadas por los propios inquilinos: “Había casas en las que se caían las paredes, y ahora están bien restauradas”, añade Joaquín.
La casa de Joaquín sería perfecta para una persona, una pareja o puede que para una pequeña familia con un solo retoño, pero entre esas cuatro paredes viven muchas más personas de lo que debería.
“Son casas que están bien, pero vivimos muchos dentro. Mi propio hijo ha tenido que venirse aquí, porque si no, acababa en la calle”, sentencia.
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