El Club de Mar exhibe su renovación total tras cuatro años y medio de obras y una inversión de 84 millones
El puerto deportivo se abre a la ciudadanía con una gran pasarela conectada al Paseo Marítimo, una oferta de cuatro restaurantes diferenciados, una nueva zona comercial y una de las mayores capacidades del Mediterráneo para acoger grandes yates

Bernardo Arzayus

Después de cuatro años y medio de obras y una inversión de 84 millones de euros, el Club de Mar ha concluido su gran transformación, que prolonga su concesión administrativa hasta 2044 y sitúa sus instalaciones entre las mejores de Europa.
"Cambiamos para seguir siendo los mismos», sintetiza José Luis Arrom, director del Club de Mar, mientras muestra orgulloso cada detalle de la nueva sede y recuerda que la institución se fundó como asociación en el lejano 1969. Y que en 1972 pudo inaugurar sus primeras instalaciones en el actual emplazamiento.
"Lo que no ha cambiado desde entonces es el respeto por la tradición que, por ejemplo, ejemplifica nuestra regata Illes Balears Clàssics, que este año ha alcanzado su trigésima edición. Y tampoco nuestra querencia por el respeto y la discreción, tan mallorquina", comenta.
Así que en el Club de Mar no se habla de lujo, aunque pueda entrar por la bocana en forma de opulento yate de una estrella de Hollywood o de empresario tecnológico global.
Hormigón tintado, cristal, metal y piedra. Son los cuatro elementos que constituyen los edificios que conforman la nueva sede social del Club de Mar, diseñada por los arquitectos César Jiménez de Tejada y María Hurtado, del estudio Entresitio, con sedes en Madrid y Nueva York. Está formada por cuatro volúmenes muy amplios e interconectados que crean espacios interiores abiertos y llenos de luz que se suceden unos a otros, con cubiertas y fachadas verticales donde crece la vegetación, gracias al proyecto del paisajista Álvaro de la Rosa.

Las fotos de la renovación total del Club de Mar de Palma / Bernardo Arzayus
Uno de los elementos estructurales más llamativos del proyecto y el más transformador es la gran pasarela que conecta el nuevo Paseo Marítimo con el interior del Club de Mar, un paseo que abre por primera vez las instalaciones a la ciudad de un modo directo y propone al ciudadano un recorrido por su zona pública y también por su galería comercial, donde se están instalando, en un primer nivel, diferentes comercios: una heladería, una joyería, una tienda de perlas, una boutique de moda femenina y otra de lencería y baño. Y en un segundo nivel, otra línea más centrada en la actividad náutica y las necesidades de los usuarios del puerto: oficinas de brokers de embarcaciones, servicios de astilleros y tiendas de efectos y productos náuticos, además de un supermercado de El Corte Inglés para surtir a las tripulaciones de las 540 embarcaciones que amarran en los pantalanes, 350 de socios del club y el resto de embarcaciones en tránsito. Todos los comercios están ya adjudicados, salvo cuatro. "Hemos procurado que exista un equilibrio en la oferta atractiva para el público, de modo que no haya marcas que compitan entre ellas", apunta José Luis Arrom.

José Luis Arrom, director del Club de Mar, en uno de los espacios ajardinados de los interiores de la nueva sede / Bernardo Arzayus / Bernardo Arzayus Pereanez
Cuatro restaurantes con una oferta gastronómica diferenciada
El nuevo Club de Mar, detalla su director, contará con cuatro restaurantes de diferentes categorías y oferta gastronómica. Pero solo uno de ellos ha sido ya adjudicado, el bar de la Marina, que gestionará el grupo Camper de Llorenç Fluxá y su hijo Miquel, y dirigirá Perico Cortés, ya presente en la nueva oferta gastronómica de la plaza Gomila con el restaurante Brutus y el Bar Bellver. En el local, situado en primera línea del club y con una amplia terraza frente a los pantalanes, se servirán desayunos, comidas y cenas, con servicio de bar y cafetería.
El segundo restaurante, todavía sin un operador decidido, se situará muy cerca del bar de la Marina, en un espacio completamente acristalado también en primera línea y con vistas a la zona portuaria.
El tercero, también sin un operador decidido pero con una idea muy clara de lo que debe ser, se situará en la planta superior, en los interiores y la terraza de la piscina del Yacht Club, durante el día la zona exclusiva de socios. "No pensamos en un restaurante de estrella Michelin, pero sí en una apuesta de mucha categoría, de acceso solo con reserva, quizá un asiático», apunta Arrom.

Pasarela que conecta el nuevo Club de Mar con el Paseo Marítimo de Palma / Bernardo Arzayus / Bernardo Arzayus Pereanez
Los interiores del Yacht Club han sido diseñados de forma muy diferenciada, al estilo de un club inglés de los años 30: destaca la gran barra de caoba con una curva muy pronunciada, los sofás chester, las lámparas clásicas con tulipa y los juegos de mesa y sillería a juego con la barra del local, un capricho decorativo en exclusiva para los socios.
El cuarto restaurante del Club de Mar recogerá el testigo de la antigua discoteca Mar Salada, pero de otra manera. Ya no será una discoteca al uso, sino un restaurante completamente acristalado que, con el cierre de la cocina, irá poco a poco mudando de piel y subiendo el volumen de la música para que los comensales puedan tomarse unas copas después de la cena sin mirar el reloj. Se ubica en un edificio situado en la nueva entrada del Club de Mar, a la izquierda, el más alejado de los pantalanes, con dos plantas inferiores de aparcamientos.

Vista de la marina del Club de Mar desde los exteriores del Yatch Club, la zona exclusiva para socios / Bernardo Arzayus
En la nueva sede social del club ya se ha instalado la administración, la capitanía, los talleres y hangares de vela ligera, y la escuela de navegación, con sus dependencias diferenciadas para impartir las clases a los jóvenes, sus dos piscinas y sus zonas de convivencia.
También está ya montado el gimnasio y la zona de wellness, así como una zona de coworking para que los socios y navegantes puedan trabajar en las instalaciones del club como si estuvieran en sus despachos o empresas. Además, en sus nuevos espacios interiores y exteriores, el club pondrá en marcha una nueva línea propia de organización de eventos, avanza José Luis Arrom.
Una marina con más capacidad para megayates y todos los avances
La renovación también ha sido total en la zona portuaria, empezando por la mayor capacidad para acoger yates de grandes esloras: hasta 70 de más de 40 metros, cuatro de más de 100 metros y uno de hasta 170 metros de eslora. Además, los amarres se han mejorado con nuevas conexiones eléctricas de mayor potencia, un sistema canalizado de drenaje de aguas sucias y otro de carga de combustible de alta presión, para que ningún camión cisterna tenga que circular por los pantalanes.

Interior del Yatch Club, con un mobiliario clásico de caoba estilo años 30 / Bernardo Arzayus
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