Lletra menuda

Cruceros, la pesada carga de la culpa

Cruceros en el puerto de Palma

Cruceros en el puerto de Palma / B.RAMON

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Mientras las aparentes soluciones sobre la saturación turística se adopten de forma parcial, en porciones, y no desde una visión transversal y de conjunto, habrá damnificados y, en consecuencia, demanda de compensaciones. Es la teoría de la balanza desequilibrada o, si se quiere, aquella vieja mala práctica de desvestir un santo para vestir a otro.

La culpa es fea, ya se sabe. El perjuicio también. La patronal mallorquina de agencias de viajes confirma que los cruceros figuran entre la demanda preferente de su catálogo de servicios, pero ver a los grandes buques aproximarse a la bahía de Palma pone de los nervios a la ciudadanía porque supone la invasión de la calle de cada día. La autorregulación aceptada por las navieras no ha surgido el efecto deseado en términos generales y hay quien se siente particularmente agraviado. La plataforma a favor de los cruceros se planta, son los comerciantes, guías y transportistas integrados en PIMEM. No aceptan el papel de malo de la película en exclusiva. Apuntan a otros actores principales. Si hay que controlar llegadas y estancias, porqué no hacerlo en el aeropuerto y en los hoteles. La pesada carga de la culpa también puede ser solidaria.

Los sectores comerciales y profesionales que se sienten perjudicados por la limitación de cruceristas han vuelto a desatar amarres para navegar según marca la brújula de sus propios intereses. Desembarcarán en Cort. Tienen la proa dirigida hacia el alcalde, cansados de que Jaime Martinez mente regularizaciones, tasas y otras medidas de control para los cruceros. Pero los grandes buques no son discretos en el consumo de recursos y el uso de infraestructuras públicas.

Queda otro actor fundamental con capacidad de arbitraje no aplicado. El conseller de Turismo solo habla cuando su silencio sobrepasa los niveles de estridencia asumibles y sin que ello supongan una garantía de enfoque o resolución asumible. En el caso de los cruceros todavía no le ha llegado el momento. El retraso incrementa la posibilidad de dificultad de su intervención y de desagrado entre agraciados y perjudicados por el desembarco de las ciudades flotantes.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents