El emblemático bar Vista Alegre de Palma cuelga el cartel de ‘Se Traspasa’: un cambio en la normativa de terrazas agota la paciencia de su dueño
Tras seis décadas de dedicación a la clientela del emblemático café de sa Punta, Miquel Maimó se ha visto empujado a traspasar el negocio cansado del trato de la Administración
«Siempre he ido por la ley, pero ahora la gota ha colmado el vaso, así no se puede», se lamenta el dueño tras desmantelarle Cort casi la mitad de las sillas y mesas para dejar libres una parte de fachada

La terraza del bar Vista Alegre con parte de las mesas retiradas y el cartel de 'Se Traspasa' (en la imagen pequeña) / DM

El ambiente anda enrarecido en el bar Vista Alegre, en Palma, normalmente un local con mucho barullo y buen humor. Caras largas y pocas bromas entre los parroquianos de sa Punta, como todavía llaman los mallorquines de siempre este emblemático café en el Ensanche palmesano. La culpa la tiene un fatídico cartel de ‘Se Traspasa’ que desde hace unos días preside el local en lo alto, detrás de la vieja barra embaldosada.
El más afectado es sin duda Miquel Maimó. Tras décadas de oficio y una dedicación al cliente que casi ya no encuentras en la ciudad, se ha visto abocado al traspaso del negocio después de que la semana pasada Cort le desmantelara prácticamente la mitad de la terraza entre las calles 31 de Desembre y la esquina con Antoni Frontera. Un funcionario municipal se presentó el pasado 23 de abril en el bar y amargó el Día del Libro a Maimó, al notificarle «un cambio en la normativa de terrazas». Le dejó un plano sellado con la nueva zonificación: Las dos mesas del chaflán que da a la plazoleta Abu Yahya y dos o tres más en la parte de 31 de Desembre debían ser retiradas. Ahora solo le permiten poner dos mesas y sillas en esa calle pero apartadas de la fachada, es decir, deben estar al otro extremo de la acera, pegadas a los coches. «Ya me dirás, los clientes chocando con la gente que sale o entra al aparcar», ilustra Maimó.
Razones del cambio de criterio
Estupefacto, l’amo en Miquel preguntó las razones del cambio de criterio y por qué no se le había comunicado previamente, antes de renovar la ocupación de la vía pública para los próximos seis meses. El funcionario dio pocas explicaciones: «Me dijo que había una directiva europea que obliga a tener los pasos de peatones y la línea de fachada libre de obstáculos para las personas ciegas, y que por lo tanto había que hacerlo así». Inquirido entonces el funcionario sobre la incongruencia de que en el lateral de Antoni Frontera sí se pueda mantener la totalidad de la terraza pegada a la fachada del bar, no hubo respuesta.
Aturullado, el propietario del Vista Alegre alegó por último ante el empleado municipal que el Ayuntamiento de Palma ya le había cobrado la cuota de ocupación por la totalidad de la terraza que ahora le obligan a reducir, 2.400 euros anuales en dos pagos por adelantado.
-«Haga un recurso y le devolverán el dinero».
Maimó recibió aquella visita municipal como un golpe letal. Tuvo que sentarse para digerirlo, y le cayeron las lágrimas al recordar todos los esfuerzos de su abuelo originario de Llucmajor y sus padres para abrir sa Punta hace ahora más de seis décadas.
'Se traspasa'
«Yo siempre he ido por la ley; me da igual lo que hagan otros, yo siempre por la ley, porque la ley nos iguala a todos. Pero esto es la gota», se lamentó en el momento. «Voy a la papelería de al lado a comprar dos carteles de ‘Se Traspasa’», dijo a la clientela. Y lo hizo.

Así es el bar Vista Alegre, punta de lanza en el barrio de Bons Aires / Bernardo Arzayus
Con el paso de los días, a l’amo en Miquel no se le va el disgusto ni la indignación. No tiene aun los sesenta, y aunque el traspaso o el cierre probablemente habrían sido inevitables dentro de unos años por falta de relevo generacional, de haber dependido de él hubiera esperado un poco, «pero así no puede ser». Las cajas funcionan bien, se sincera. El local es suyo, «no tengo que pagar alquiler», admite la suerte insólita en los tiempos que corren. El problema no es el dinero por la retirada de unas cuantas mesas en la terraza, «nos hubiéramos apretujado más dentro, y ya», apunta al serenarse. Es la Administración y la burocracia que «te machacan», protesta. «Tengo diabetes, soy hipertenso… el día que me trajeron el papel [por la notificación del nuevo plano de ocupación de la vía pública] se me puso espuma en la boca, el azúcar me debió subir hasta no sé qué punto… No hay derecho, hombre», se lamenta.
Miquel Maimó es un mallorquín sin vocación de empresario, pero sí entregado al oficio. «Yo no pago mis impuestos en las islas Caimán o como se llamen, pago aquí; los dos camareros que tengo contratados son de aquí, lo pagan todo aquí. Tanto que pregonan de producto local… yo todo lo compro aquí: el aceite del pamboli es de aquí, los tomates son de aquí. Los llonguets son de aquí», enumera enfurecido el dueño de sa Punta, tocando la piedra angular del negocio. Los bocadillos del Vista son su principal atractivo, un llonguet crujiente tras pasarlo por el calentador, de jamón serrano al corte -en qué otro bar del centro de Palma todavía lo sirven-, sobrasada casera, «normal o picante», camaiot o queso maonès.

Bernardo Arzayus / M. Elena Vallés
Maimó se muestra respetuoso con las personas invidentes, pero no entiende una normativa que le parece «incongruente». Y sobre todo, lamenta las formas de Cort. «Podrían venir y avisarte, decirte ‘mira, tenemos que hacer cambios con las terrazas, vamos a estudiar cómo podemos mover una mesa o tal y cual’... en lugar de entregarse con un plano hecho dentro de un despacho, por alguien que ni siquiera sabes si vive en Palma ni ha estado aquí». A simple vista, la acera en la esquina reformada y ampliada ganando espacio al asfalto hace unos años parece que tiene amplitud suficiente para que los peatones deambulen sin problema. Al otro lado, el propietario del Vista Alegre señala unas baldosas rotas desde hace tiempo y el sinfín de desniveles y los alcorques alterados por el desgaste y las raíces los árboles en la acera de la calle Antoni Frontera. «Pero esto no les preocupa, para el Ayuntamiento de Palma este abandono no es un problema para la gente que camina», denuncia Miquel Maimó.
Los clientes
La clientela veterana arruga el entrecejo, no ve «normal» por qué a sa Punta sí y el resto de bares no. Otros dos locales con solera en la misma calle 31 de Desembre nada saben de cambios en las terrazas. Mantienen el mismo número de mesas y sillas, y anexas a sus fachadas. «¿Y en el Born, que está atestado de mesas donde la gente casi no puede pasar, qué van a hacer?», protesta un tertuliano, caña en mano. Los camareros del Vista Alegre, Bea y Teo, en temprana edad laboral, tampoco entienden nada y están apesadumbrados ante un futuro incierto.
Paradojas de la Administración, a finales del año pasado Cort distinguió al Vista Alegre como «negocio emblemático». Miquel Maimó tiene expuesto en una pared bien visible el cuadro con el diploma, «en agradecimiento por los muchos años de servicio a los ciudadanos» de Palma. Lo colgó con satisfacción y orgullo entonces; hoy lo contempla con cierta rabia. Sesenta y cinco años de historia del Vista Alegre a punto de traspasarse en tan solo un instante, no se sabe ni a quién ni cómo. «Antes no hacíamos las cosas así, el negocio era tu casa; y los clientes, la familia», sentencia fijamente a los ojos, vehemente y emocionado. «Debe ser que mi tiempo ha pasado», zanja l’amo en Miquel, de nuevo con la mirada lacrimosa.
- Rafel y Tolo Sampol abren Can Pometa: «Es imposible montar un bar mallorquín en Palma, hemos ido al polígono»
- El restaurante del nuevo edificio del puerto del Molinar abre con polémica por un enorme letrero instalado en su fachada
- Salen a la venta los pisos de la antigua Casa Catalana de Palma por entre 675.000 y tres millones de euros
- Emaya despide a la directiva que terminó con los sobresueldos irregulares
- Vecinos denuncian 'caos y saturación' turística con las 'party boats' en el Paseo Marítimo de Palma
- Palma multará por primera vez con hasta 750 euros a los clientes del 'top manta
- Fractura en el PSOE de Palma: Negueruela sale elegido con solo el 60 % de los votos
- Cort plantea que un 15% de las seis mil viviendas de la futura 'macrourbanización' de Ponent las construya el IBAVI para hacer VPO