Medio Ambiente

La procesionaria y el tomicus ponen en riesgo los pinares de Son Quint

Grandes extensiones de pino se están viendo afectados en la finca recientemente comprada por el Ayuntamiento n Los ejemplares enfermos serán tratados para ver si terminan recuperándose

Gran parte de los pinos de la finca de Son Quint están perdiendo sus hojas y su color y  presentan un aspecto preocupante.  | MANU MIELNIEZUK

Gran parte de los pinos de la finca de Son Quint están perdiendo sus hojas y su color y presentan un aspecto preocupante. | MANU MIELNIEZUK

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

Palma

Gran parte de los pinos de la finca de Son Quint presentan un aspecto preocupante. Grandes extensiones de estos árboles se han vuelto de un color grisáceo, han perdido sus hojas y parecen estar muriéndose. La finca, adquirida en septiembre del año pasado por el Ayuntamiento de Palma por 1,5 millones de euros, cuenta con 280 hectáreas de terreno forestal, gran mayoría de la cual corresponde a pinar. Las zonas afectadas ocupan prácticamente todo el pinar de la finca, sobre todo desde Son Vida hasta la cantera.

El propio Consistorio, cuando fue informado de la situación, analizó con técnicos la salud de los árboles. Según las conclusiones de la inspección, los especímenes presentan afectaciones por tomicus y procesionaria. Los primeros son unos insectos, conocidos como barrenadores del pino, considerados como plagas forestales que afectan principalmente a los árboles del género Pinus, debilitándolos y, en muchos casos, derivando en su muerte. Provocan una pérdida de coloración en los árboles y precipitan una caída temprana de las hojas. La muerte de un árbol afectado por este insecto es lenta y progresiva.

Por otro lado, la procesionaria es una oruga que se considera una de las plagas más dañinas para los pinares y otras coníferas en Europa y el Mediterráneo. Estas también afectan a los ejemplares y, además, los debilitan frente a otras plagas. Reducen su producción de resina y propician una defoliación severa.

El Ayuntamiento explica que, dada la reciente compra de la finca, ahora de titularidad pública, no conocían la situación y tratarán de revertirla en la medida de lo posible. En concreto, procederán a tratarlos debidamente para ver si finalmente pueden recuperarse o no. Barajan la posibilidad de que muchos de estos ejemplares acaban muriendo.

Sin embargo, Joan Prats, presidente de la asociación Son Quint-Parc natural de Ponent y gran conocedor de la finca, cuenta que cuando los ingenieros forestales fueron a Son Quint para elaborar el plan de gestión forestal de la finca, ya se dieron cuenta de la situación de los pinos.

«Comentaron que, debido a la alta densidad de pinar, debería fumigarse el terreno para combatir las plagas», explica Prats. Los mismos ingenieros también recomendaron retirar los árboles caídos durante los últimos temporales.

Prats incide en que el pinar de Son Quint es un bosque regenerado de forma espontánea, «sin mucho control», por lo que no le extraña la situación a la que han llegado estos ejemplares. «Esto llevo tiempo viéndolo, llevan así desde hace meses», indica. «Además, este terreno no puede limpiarse como por el equipo de parques y jardines. Se necesita gente especializada para tratar grandes hectáreas», añade.

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