Rechazo a la verja contra personas sin techo en la sede de Emaya: "Supone castigarlos doblemente"
Entidades que conocen la problemática del sinhogarismo en Palma reclaman a las instituciones soluciones "en lugar de criminalizarlos"
"Cerrar puertas o poner barreras es todo lo contrario a darles una respuesta", reprochan al Ayuntamiento

La barrera cerrará todo el soportal de la sede de Emaya en la calle Joan Maragall. / B. Ramon

La instalación de una verja metálica en la sede de Emaya para impedir que personas sin techo pernocten en su soportal ha generado rechazo entre quienes conocen de cerca la realidad de este colectivo. "Es otro ejemplo de arquitectura hostil", coinciden sobre la colocación de elementos en bancos, plazas y edificios para evitar su presencia. También hay coincidencia en el origen del problema: los exorbitantes precios de la vivienda que han expulsado a muchos del mercado inmobiliario.
"Hay una deriva en las instituciones desde hace algunos años para blindarse contra personas sin hogar y ponerles obstáculos en lugares en los que duermen. En cambio no ofrecen alojamientos públicos que les brinde condiciones de vida adecuadas y seguridad", valora Martí Marión, vocal de exclusión severa de Metges del Món en Balears.
"El problema no va a desaparecer por poner unas barreras, porque si esas personas no pueden pagar un alquiler y no encuentran una plaza municipal van a buscar otro lugar en el que pernoctarán. Hay mucha gente viviendo en la calle y en infraviviendas, pero ante eso no se está dando una respuesta institucional. Y cerrar puertas o poner barreras es todo lo contrario a dar una respuesta a este problema", subraya este experto.
Andreu Grimalt, director técnico de EAPN Balears, lamenta que el sinhogarismo se acometa "cerrando parques, poniendo brazos en los bancos o colocando barreras como ha hecho Emaya en lugar de ir a la raíz del problema". Asume que el porche de la empresa pública "no debería ser un espacio en el que la gente duerma", pero reclama a las administraciones que "adopten las medidas necesarias para evitarlo en lugar de criminalizarlos".
Este experto recuerda que quienes sufren sinhogarismo a menudo tienen problemáticas añadidas como trastornos de salud mental o adicciones. "No digo que haya que abrir los porches de Emaya o del aeropuerto, pero hay que poner soluciones porque esta problemática va en aumento como vemos con las concentraciones de autocaravanas o el número de asentamientos que están creciendo en la periferia de Palma", indica Grimalt, que alude a la figura del "trabajador pobre" cuyos ingresos no le alcanzan para pagar el alquiler y se ve empujado a dormir en el coche o en la calle.
Gonzalo Caro, coordinador del gabinete para la transformación e incidencia de Hogar Sí, también es crítico. "El sinhogarismo es una violación del derecho a la salud, a la vivienda o al empleo. Así que la verja supone un doble castigo y además penaliza al resto de los ciudadanos porque estos elementos producen ciudades más agresivas", indica este especialista, que recuerda que la ONG tiene en marcha una campaña de recogida de firmas contra la arquitectura hostil.
"O se practica la tolerancia, o se practica la represión"
"Entendemos que gente durmiendo en portales es un efecto indeseado, pero la solución no es poner una valla. Las administraciones deben implicarse y abordar conjuntamente esta problemática", subraya Caro.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, Maribel Alcázar, expresa su preocupación porque el sinhogarismo va en aumento "entre personas que tienen trabajo", y critica que el Ayuntamiento de Palma "no ofrezca alternativas reales más allá de estar 30 días en un albergue". En este sentido, indica que "o se practica la tolerancia, o la represión".
"Se irán de Emaya, donde buscaban una protección institucional al tratarse de una empresa pública, pero irán a otro sitio. No por poner una barrera van a desaparecer", subraya Alcázar.
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