El Hotel Perú afronta una nueva vida después de un largo siglo de esplendor y decadencia

El emblemático establecimiento, que se reformará para acoger viviendas de lujo, fue un referente del turismo en la ciudad y terminó alquilando sus habitaciones por horas

Languidece en una esquina de la plaza Banc de s'Oli desde que cerró sus puertas en los años 80

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

El emblemático Hotel Perú afronta una nueva vida después de décadas encallado en proyectos que no han fructificado. El Ayuntamiento de Palma acaba de aprobar un cambio en su calificación urbanística que pasará de "equipamiento público administrativo" a residencial.

El inmueble que se levanta en la esquina de la plaza Banc de s'Oli con la calle Sant Esperit desde 1900 tiene el camino despejado para reformarse y acoger viviendas de lujo, una transformación que se ha repetido en innumerables edificios históricos y singulares de Palma, especialmente en el Casc Antic.

El Hotel Perú se someterá a una reforma.

El Hotel Perú se someterá a una reforma. / DM

El Hotel Perú acumula más de un siglo de historia, aunque desde los años 80, cuando cerró definitivamente sus puertas a visitantes y turistas, languidece en su esquina. Testigo de buenos tiempos y no tan buenos, el antiguo establecimiento guarda las vivencias de quienes se hospedaron allí y explica una parte de la vida cotidiana de la ciudad ya casi olvidada.

Inaugurado como fonda a principios del siglo XX, con una pensión que en 1928 costaba de 6,5 a 10 pesetas, ascendió a la categoría de hotel en los años 50, el inicio de su época de esplendor. Postales, trípticos y publicaciones en la prensa de aquel tiempo acreditan al Hotel Perú como uno de los pioneros del turismo en la ciudad. Y allí se alojaban quienes viajaban a Palma por vacaciones o por negocios. También quienes llegaban a Palma con la intención de instalarse y necesitaban un alojamiento desde el que empezar.

El Hotel Perú presumía en sus anuncios de tener "agua corriente caliente y fría, calefacción central, restaurante, habitaciones con y sin baño", lo que le situaba como uno de los alojamientos de referencia en la ciudad. Pero años más tarde la plaza del Banc de s'Oli y su entorno entraron en una decadencia que lo engulló. Fue cuando los turistas fueron sustituidos por quienes reservaban una habitación por horas para tener sexo con alguna de las prostitutas que abundaban en la zona.

Devolverle el lustre perdido

Los palmesanos más veteranos siguen asociándolo a aquella época, atribuyéndole una mala fama que ha eclipsado los años de esplendor.

Su propietario desde 2014, Sergi Vilafranca, ambicionó devolverle el lustre perdido, conservando aquella herencia y añadiendo el confort de los hoteles modernos. "Mi corazón quiere que vuelva a ser el hotel Perú, pero de cinco estrellas, con 15 o 17 habitaciones, un restaurante en la planta baja y un sky bar en la azotea", manifestó hace unos años.

No será así. La pasada legislatura Cort denegó la licencia para abrir allí un establecimiento turístico, y el Perú continuó detenido en el tiempo. Anteriormente tampoco había fructificado un intento de expropiación por parte del Ayuntamiento para convertirlo en un equipamiento municipal.

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