Sant Sebastià obra el milagro en la diada ciclista y la bicicleta gana terreno al coche en Palma: "Es fantástico"
Más de 5.000 personas de todas las edades le dieron ayer a los pedales y disfrutaron de la diada ciclista, un clásico consolidado de las fiestas que suma ya 44 ediciones

Algunos de los participantes de la diada ciclista, a su paso por Antonio Maura. / B. Ramon
Desde los años 70, la patrona de los ciclistas es Nuestra Señora de Dorleta, aunque un día al año, en Palma, los que disfrutan dándole a los pedales tienen otro santo al que agradecer. Y es que cada 20 de enero el patrón San Sebastián obra el milagro y permite a las bicicletas comerle terreno al omnipresente coche:«Es fantástico».
«Me encanta vernos ocupando todo un tramo de las Avenidas sin tener que preocuparnos de los coches», explicaba Carme Font, una de las más de 5.100 personas que ayer participaron en la diada ciclista, un clásico consolidado de las fiestas patronales que ya suma 44 ediciones. Aunque lleva unos cuantos años alejado de las altísimas cifras que llegó a cosechar en 2011 y en 2012, cuando no había restricciones de aforo y se superaron los 10.000 inscritos, el entusiasmo se mantiene.

Familias rodando por el Passeig Marítim / B. Ramon
Carme, que recuerda cuando era niña y participaba con sus padres, acudía este año junto a su marido y sus dos hijos. El mayor, Toni, con cinco años, se estrenaba con su propia bicicleta. «Vamos muy pendientes, ha habido un momento al final en el que hemos tenido que bajar de la bicicleta, la cuesta después de la rotonda del cementerio ha costado», reía.
Pero en esta jornada eso ni penaliza ni se juzga. Nadie está pendiente del tiempo que se tarda en cubrir el recorrido desde Cort hasta Son Moix, nadie mira quién llega el primero, nadie cuestiona si alguien se va antes, nadie anota quién es el último: lo importante es rodar y disfrutar.
El alcalde, Jaime Martínez, y el bicampeón olímpico y siete veces campeón mundial de ciclismo en pista, Jaume Llaneras, dieron el ‘sus’ en la plaza Santa Eulàlia a la marcha patrocinada por CaixaBank.

El presentador, Manu Blanco, se hizo un selfie con los miembros de la Federación Balear de Ciclismo / B. Ramon
Llaneras, un grupo de la Federación de Ciclismo y personas con diversidad funcional abrieron el camino, que al principio siempre genera algo de embudo. En la plaza Sant Francesc ya se le podía dar a los pedales con más alegría, aunque fue al llegar a Porta des Camps y bajar hacia el Passeig Marítim cuando los ciclistas sintieron esa especial sensación de libertad que supone rodar sin obstáculos.
Había bicicletas de todo tipo. Básicas, eléctricas, algunas BH y GAC restauradas (otras con todo oxidado), algunas de BiciPalma, bicicletas de competición que valen casi como un coche, muchas con sillitas o remolque y niños a cuestas (una señora llevaba dos perritos, que también parecían disfrutar del viento en la cara); había ‘bicis’ que parecían motos e incluso una bicicleta-voladora: un velocípedo con alas y hélice confeccionada por un veterano, de la vida y de la diada, que cada año acapara todos los focos con su especial máquina y su sonrisa.

Un clásico de la diada: la 'bici-voladora' de este simpático vecino / B. Ramon
Faustino y Julia, de 68 y 60 años respectivamente, hace más de diez años que participan. Ataviados con impecable indumentaria de deportista, estos ‘abuelos fit’ y sus bicicletas ‘pro’ marcharon ayer con su nieta, Bella, y su preciosa bicicleta rosa con ruedines, su hijo y su nuera: «Nos encanta este plan para hacer en familia, tendrían que hacer cosas así más a menudo», reclamaba Julia, mientras a su lado Bella tocaba contenta su timbre.
Los grupos numerosos, festivos pelotones
Los grupos numerosos aportaron color a la comitiva, confeccionado festivos pelotones, como el formado por los 78 participantes del colegio Son Serra, que lucían detalles azules y cartelito reivindicativo: ‘Ampliació ja!’. Mamen Municio, una de las madres participantes, explicaba que decidieron aprovechar la cita para recordar que hace años que este centro, que ofrece los estudios integrados de música, necesita una urgente ampliación para seguir siendo un proyecto de éxito.
Los del colegio Arcàngel Sant Rafael, que entre alumnos, profesores y algunos padres sumaban 55 personas, eran identificables por sus pañoletas verdes. Cristina Pons, docente del centro, valoraba que este tipo de actividades son importantes para «hacer comunidad». Explicaba con cierto pesar que otros años habían logrado sumar más adeptos (en 2023 fueron el grupo más numeroso), pero se autoanimaba: «El año que viene lo haremos mejor, es un reto».
Ayer fue el Aina Moll quien en Son Moix recogió el premio de grupo, con un récord de 141 participantes. Le pisó las talones el Mata de Jonc y sus 124 inscritos y el bronce fue para el Marian Aguiló, que trajo a 88 participantes. Cada uno se llevó un premio de 200 euros de la mano de ADEMA.
Decathlon, Bimont y VAS apotaron regalos que se sortearon entre los participantes al final de la mañana, después de que los niños tuvieran su tiempo para jugar a las actividades organizadas por las Barridiades. El pequeño Tomás Ariza fue uno de los agraciados, pero como le tocó una bicicleta que no le servía decidió donarla para que se sorteara de nuevo, un gesto que conmovió al presentador, Manu Blanco, y al público: «¡Eso son valores!». Con ese aplauso y un buen sabor de boca, los participantes subieron a sus sillines para volver a casa y agradecer al patrón ese día de gozo ciclista.
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