Un centenar de amarristas del Portitxol se unen contra la intención del Club Náutico de hacerles socios

Se organizan en una plataforma y advierten del peligro de "privatización" del puerto con el fin de la actual concesión en diciembre y la proyectada reforma de las instalaciones

El Club Náutico del Portitxol.

El Club Náutico del Portitxol. / Manu Mielniezuk

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

Más de un centenar de amarristas del Portitxol se han unido en una plataforma para defenderse de la "privatización" que, consideran, sufrirán con el fin de la actual concesión del Club Náutico y la reforma proyectada de estas instalaciones. Consideran que está en peligro el carácter "social y familiar" de este puerto, dominado por embarcaciones de pequeña eslora, y plantearán batalla contra la voluntad de la dirección del Club Náutico de que se hagan socios y pasen a depender directamente de esta entidad.

"Su idea es que nos hagamos socios pagando una cuota inicial de seis mil euros. Más las cuotas mensuales por la luz y el agua, que también serán más altas que las que pagamos ahora. Lo que hay aquí son amarres sociales para pequeñas embarcaciones, algunos llevamos muchos años y no queremos que nos obliguen a hacernos socios ni sufrir un trato discriminatorio si nos negamos", subrayó ayer un miembro de esta plataforma que se presentará próximamente.

Estos amarres, unos cuatrocientos, son de gestión directa de la Autoridad Portuaria de Balears (APB), a quien pagan una cuota de entorno a 50 euros, dependiendo de la eslora del barco. Y quieren seguir manteniendo ese estatus sin necesidad de integrarse en el Club Náutico.

Los amarristas se han puesto en guardia desde que el Náutico ha empezado a ofrecerles la posibilidad de hacerse socios en diversas reuniones informativas que han tenido lugar recientemente y en las que se les ha explicado el horizonte al que se enfrenta la entidad: la finalización de la concesión este diciembre después de treinta años y la opción de prorrogarla al menos otros doce si, como reclama la APB, hay una importante inversión para mejorar la instalación y los exteriores.

Para dar este paso la directiva del Club, encabezada por Pep Santander, argumenta razones "operativas", en referencia a una nueva distribución de los pantalanes, y también económicas. "Cuanto más creza el Club, más solvencia económica tendrá", manifestó este martes su presidente. Asimismo, aclaró que nadie estará obligado a hacerse socio.

"¿Qué pasará cuando haya una derrama?"

Sin embargo, los amarristas que ahora dependen directamente de la APB desconfían de este planteamiento. "Tememos que a los que nos neguemos nos arrinconarán en un extremo del puerto. Plantean una trampa porque ya no son solo los seis mil euros para entrar en el Club. ¿Qué pasará cuando haya una derrama por la futura reforma de las instalaciones y tengan que pagarla los socios? Quieren hacer una intervención de nueve o diez millones de euros, es una barbaridad", advierte este amarrista.

La reforma del Club Náutico alcanzará a sus instalaciones y reordenará la zona de pantalanes y amarres. El cambio más relevante que se proyecta es desplazar el varadero, una explanada para mantenimiento y reparación de embarcaciones que ahora está en primera línea del paseo, junto al restaurante. En paralelo, la propia APB lleva dos años enfrascada en un estudio para remodelar el Portitxol que implicará cambios en materia de urbanismo, movilidad y accesibilidad.

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