La ilusión se apodera de Palma tras una cabalgata más que multitudinaria

Las calles de la ciudad se llenaron de niños y niñas para disfrutar del desfile de Sus Majestades de Oriente, que transcurrió sin incidencias y bajo el paraguas de la tradición, principal eje temático este año

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

Más de 50.000 personas abarrotaron ayer por la tarde el centro de Palma y los aledaños del Moll Vell para disfrutar de la cabalgata de los Reyes Magos de Palma. A bordo del velero Rafael Verdera desembarcaron alrededor de la seis de la tarde con centenares de niños y niñas presos de la ilusión agolpados al inicio del recorrido. 

Acompañados de los pajes reales y de los estandartes de cada Rey, Sus Majestades de Oriente bajaron del reconocido velero desatando la locura entre los presentes. Tras recibir las llaves de Palma por parte del alcalde de la ciudad, Jaime Martínez, y saludar a los centenares de niños que llenaron ayer la calles de Ciutat, ocuparon sus sitios en las carrozas y emprendieron su marcha.

Al tocar tierra, los Reyes quisieron mandar un mensaje a los niños allí presentes. «Buscad vuestro nombre en los regalos, seguro que lo encontraréis, pero también llevamos carbón», decían. También les advirtieron: «Si esta noche escucháis algún ruido, ¡no os despertéis!».

Los Reyes Magos llegan a Palma

Manu Mielniezuk

Las principales arterias de Palma, como Ramblas o Jaume III, estuvieron toda la tarde a rebosar de padres, madres, familias, y por supuesto de emocionados niños y niñas expectantes por recibir un saludo de los Reyes Magos y por buscar sus regalos entre las 17 carrozas que formaron parte de la cabalgata este año. Los nuevos carruajes de la EMT, de los carteros reales y de PalmaActiva, así como las renovadas carrozas de La Seu, del carbón y las de los Reyes causaron buena impresión ante los asistentes, aunque el director artístico de la cabalgata, Daniel Puig, no parase de correr para arriba y para abajo asegurándose de que todo transcurría correctamente. 

Los espectáculos intercalados entre las carrozas también levantaban el ánimo del público a su paso. Tanto el ball de bot como la batucada y las bailarinas acompañadas de un llamativo tragafuegos se ganaron a sus asistentes con su destreza y buen hacer.

«El hombre que escupe fuego es una pasada, ha sido lo que más me ha gustado. He visto un par de cajas grandes y creo que eran mis regalos, pero hasta mañana no lo sabré», contaba emocionado Pau Bover, un pequeño de nueve años que ocupaba la primera línea de público al inicio de la Rambla. Pocos metros más abajo, en la Plaça del Mercat, Valeria Martínez, de trece años, no podía hacer nada mientras los portadores del carbón le pintaban la cara de negro. «¡Pero si he sido buena!», gritaba. Su madre la consolaba, y le decía: «No pasa nada, te has portado muy bien, solo están enfadados, por eso llevan el carbón». 

Prácticamente tres horas después de que Sus Majestades de Oriente desembarcasen, llegaba a la plaza de Cort para subir al balcón del Ayuntamiento y culminar la cabalgata saludando a los centenares de pequeños que les gritaban y aplaudían desde abajo. Acompañados en todo momento de sus pajes y de los estandartes, también aprovecharon el momento para saludar a niños y niñas de varias entidades sociales.

Después de una tarde larga y llena de emoción, los Reyes Magos emprendieron con el estómago vacío -a la espera de poder picar algo en cada casa- su camino nocturno para repartir regalos, alegría e ilusión en cada casa y cumplir así con su trabajo más importante del año. 

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