Una charla que deja con la boca abierta a los policías de Palma: «No todos los grafitis son vandalismo aunque sean ilegales»

Una conferencia de la doctora Marta Del Pino organizada por la Policía Local de Palma sorprende conun punto de vista muy distinto sobre las pintadas vandálicas: ¿Son arte? ¿Se convierten en patrimonio con el paso de los años?

La doctora Marta Del Pino ayer en la ponencia, junto al jefe de la Policía Local de Palma, Guillem Mascaró.

La doctora Marta Del Pino ayer en la ponencia, junto al jefe de la Policía Local de Palma, Guillem Mascaró. / Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

«No todos los grafitis son vandalismo, no todos son penalizables aunque se hayan hecho de forma ilegal». Esta fue una de las ideas que lanzó ayer la doctora Marta Del Pino en una conferencia sobre grafitis que dejó boquiabiertos a los asistentes, tanto policías locales de Palma, ciudadanos interesados y representantes de entidades como ARCA, una de las asociaciones con más peso en la lucha contra las pintadas vandálicas en Ciutat. El acto, organizado por Emaya, la Policía Local de Palma y la Escola Municipal de Formació, puso sobre la mesa un punto de vista muy distinto —y polémico— al habitual sobre las pintadas: ¿Son arte? ¿Se convierten en patrimonio con el paso de los años?

La conferencia, celebrada ayer en la sede de PalmaActiva bajo el título ‘Pintadas vandálicas, presente y futuro’, descolocó a un público que esperaba un discurso distinto, pero mantuvo el interés durante más de una hora mientras Del Pino explicaba su tesis doctoral, presentada en la UIB el pasado mes de marzo y titulada ‘Grafiti e intervención urbana en Mallorca’. La doctora argumentó primero que algunos enclaves olvidados, como la antigua cárcel de Palma o el estadio Lluís Sitjar, quedan mejor documentados gracias a las fotografías que toman los visitantes de los grafitis que cubren sus paredes.

Diferenció entre pintada, intervención urbana y grafiti, y pidió cuestionar el uso del término ‘vandalismo’ porque «no todos los grafitis lo son». Recordó que la RAE relaciona este concepto con el «espíritu de destrucción y falta de respeto», y de todos los autores entrevistados por la doctora, «tan solo uno» aseguró que su motivación era hacer daño para que la Administración gaste dinero en limpiar, como si fuera un boicot a las instituciones. «El resto de grafiteros [Del Pino ha entrevistado a varios autores de la isla para su trabajo] tienen sentido de la ética», aseguró.

«Un vándalo no hace obras como Abraham Calero [un referente del arte urbano y el grafiti en Palma], que pinta sobre la gentrificación y el olvido de los residentes no para que la gente se horrorice, sino para incitar a pensar», añadió Del Pino. Sin embargo, advirtió que todas las obras que proyectó en su presentación son «ilegales, ninguna tiene ningún tipo de permiso ni consentimiento», un aviso que sorprendió todavía más a los presentes.

Un catálogo sin localizaciones para evitar multas

Además, para su doctorado Del Pino identificó la autoría de centenares de grafitis por toda Mallorca para elaborar un un catálogo gráfico con fichas técnicas de cada una de las piezas; eso sí, sin localizaciones exactas para no facilitar que la Policía les sancione, admitió ante los propios agentes. Nase, según los resultados del estudio, es el grafitero que más impacto tiene en Mallorca, seguido de autores como Zinic, OVAS, Disoh, SOMA, Jine, Rase o Joan Aguiló. Aunque la gran mayoría de grafitis que documentó la doctora son de autoría desconocida o ilegibles.

Todos ellos, explicó, buscan como objetivo final que sus piezas «se vean lo máximo posible», por lo que hace que los lugares más frecuentados, como las autopistas, resulten muy atractivos para los autores. En cualquier caso, Del Pino sugirió que las pintadas, sobre todo las más duraderas, acaban formando parte del «imaginario colectivo» de los ciudadanos, por lo que podría tener cabida que también se entiendan como patrimonio de la ciudad. Una de las últimas ideas que lanzó, que también chocó mucho entre los presentes, es que muchos grafitis tienen la intención de «recuperar espacios de la ciudad para los residentes» ante procesos de gentrificación tan severos como el que sufre Palma.

Este punto de vista —sobre todo en un acto organizado por la Policía Local de Palma y un Ayuntamiento que promete estar muy comprometido en la lucha contra las pintadas vandálicas— cogió desprevenido a más de un asistente y encendió el debate posterior en el turno de preguntas, con varios ciudadanos que reprocharon a la doctora que el espacio público no es lugar para manifestar las aficiones particulares.

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