En contra
Esperança Lliteras, presidenta de Barri Cívic: «No ves a niños en las calles de Santa Catalina y es Jonquet»
Preside desde hace dos años esta asociación ejemplar en la lucha contra el ruido en una de las zonas más cotizadas y castigadas sonoramente de Palma
Esperança Lliteras (Porreres, 1968) preside desde hace dos años la Associació Barri Cívic de Santa Catalina i es Jonquet, ejemplar en la lucha contra el ruido en una de las zonas más cotizadas y castigadas sonoramente de Palma. Es enfermera y también desarrolló una carrera artística en colaboración con Ágatha Ruiz de la Prada.
Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Le gusta hacer ruido?».
No tengo ninguna vocación de liderazgo, pero las circunstancias te van implicando. Mi despertar ocurrió cuando el ruido afectó a mi casa, hoy presido una junta de diez personas.
¿Por qué a los ayuntamientos les cuesta tanto entender que el ruido es una agresión física?
Se minimiza el problema porque piensan que es difícil de resolver, cuando yo creo que tiene solución y que no nos podemos resignar a que es nuestro modelo de vida.
¿Los tribunales empiezan a sensibilizarse?
Las sentencias suelen ser favorables a los vecinos que padecen el ruido, pero la reciente del paseo marítimo ha tardado años. Se necesita tiempo, dinero y ganas.
Es imposible pastorear a millones de turistas en silencio.
Es la excusa que siempre se nos da, pero hay normativas, muy laxas ya de por sí y que ofrecen más garantías al que tiene un negocio que a su vecino. Hasta ahora, la única propuesta era pedir al residente que se conformara.
¿Queda alguien que no sea sueco en Santa Catalina y es Jonquet?
Cuando llegué hace quince años, la vida giraba alrededor del mercado y era un barrio muy tranquilo. Hoy quedan pocos mallorquines, dominan los suecos y los negocios de restauración. Y otra cosa singular es que no ves a niños en las calles de Santa Catalina y es Jonquet.
Los fabricantes de ruido les han salido contestatarios, y les desafían abiertamente.
Buscamos la complicidad de los empresarios que lo hacen bien, y los hay. Otros anteponen el negocio a cualquier consideración, no sienten ninguna vinculación con el barrio.
¿Cuál es el foco más ruidoso de sus dominios?
El punto negro es la plaza Vapor en el Jonquet. También la calle Fábrica por la concentración de personas, en la esquina de Cotoner hay un local que hace de discoteca con licencia de bar musical, y un karaoke no insonorizado en la avenida Argentina. Lo padece una vecina enferma.
Sería sencillo revisar a diario la ocupación de terrazas en una zona conflictiva.
Si pasa el policía de barrio y ve que la superficie ocupada excede en un tercio a la autorizada, debería actuar en consecuencia. Habitualmente, esto no sucede, así que somos nosotros quienes tenemos que denunciar porque la sobreocupación nos crea molestias para circular. Hemos de realizar los trámites.
¿Mejor Jaime Martínez que José Hila?
De momento tenemos una relación cordial con Martínez. Fue hábil, nos reunió al llegar, nos ofreció a una persona de contacto y con eso funcionamos. Lo he notado receptivo y con voluntad de redirigir las cosas.
Los vecinos de la Lonja nos utilizaban para cargar contra Fageda, y después le votaban masivamente.
Intentamos que la política no condicione a la Asociación. No sé qué vota mi compañera de la directiva, ya tenemos bastante con los problemas de convivencia por los ruidos, el apartado que da peor vida, además del vandalismo y la suciedad. En la limpieza se ha notado una mejoría.
El ‘sopar a la fresca’ de los vecinos fue una reivindicación de éxito.
Por nada se me ocurriría comer en la calle, encima de la acera y con coches al lado pero, como en Fàbrica se trata de ocupar el máximo espacio, no promoveremos el enfrentamiento pero intentaremos convocatorias agradables. Empezamos por la sindriada y después quedamos un poco sorprendidos por la asistencia al sopar a la fresca. Llenamos más de cien sillas, con vecinos que no habíamos visto nunca. Intentaremos repetirlo en septiembre.
¿Les han pedido ayuda de otras barriadas?
Nos identifican por los carteles de «Silenci, Respecte, Civisme». Alguna cosa nos han copiado y estamos encantados de ello, porque la contaminación acústica es un problema de salud que se extiende como una balsa de aceite por la ciudad, sin irse a otra parte.
Ha trabajado artísticamente con mi amiga Ágatha Ruiz de la Prada.
Le regalé una cosa y me dijo que «esto es muy Ágatha». Me ofreció sus tiendas para exponer mi trabajo, y así lo hicimos en Madrid y París.
¿Los que pueden se largan?
Hace años se iban más que ahora, desde hace tiempo predomina la gente convencida de quedarse. Instalan un acristalamiento doble, porque dicen que «no me iría por nada de este barrio». De día, la zona es una maravilla, se transforma pasadas las siete de la tarde.
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