Nuevos locales de platos preparados en Palma: "Nuestro crecimiento se debe a la subida de precios de la comida basura

Cuando uno llega a casa a las 17 horas (las 22 si es periodista) es posible que en lo último que esté pensando sea en cocinarse la comida para el día siguiente. Mirar una película, irse de excursión o, simplemente, estar tumbado con la mente en blanco, parecen mucho mejores planes que ponerse a sudar la gota gorda entre los fogones y sartenes.

Esta falta de tiempo (o de ganas) para cocinar ha provocado un verdadero ‘boom’ de los locales de comida para llevar en Palma. Los comercios que venden platos típicos de la isla conviven con los nuevos negocios que venden producto extranjero listo para ser consumido al instante.

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«Se ha producido una verdadera explosión de locales de comida para llevar en Palma», explica Michele Pangia, director de una nueva empresa de comida al lado de los Geranis. «Nosotros abrimos hace nada y ha sido un verdadero éxito, no esperaba que trabajaría tanto en pleno noviembre», bromea Pangia.

El negocio que dirige está enfocado en la comida italiana: «Hemos creado un fast food de alta calidad, toda la pasta la hacemos a mano en un obrador con producto fresco, esto nos distancia de la comida basura», asegura el administrador.

Pangia expresa que uno de los principales factores que ha propiciado el aumento de este tipo de comercios es la subida de precios de los negocios de comida basura: «Nos ha dado margen para crecer, vendemos al mismo precio que un local de comida basura pero con un producto de muchísima más calidad».

Para el director de la empresa el poco tiempo que tiene la gente para comer ayuda a que su negocio fluya: «La gente en las oficinas tiene 30 minutos para comer y no puede cocinar».

En el local hay varios clientes que están pidiendo, una es Paula Sánchez que asegura que no es la primera vez que viene a un negocio de estas características:

«Es una forma de comer más sano que si solo como en casa precocinados», afirma Sánchez. «No tengo demasiado tiempo para prepararme la comida y tampoco tengo el dinero para comer cada día en un restaurante, me parece un buen punto intermedio», sentencia.

Para los que solo saben hacerse un huevo frito o crear un gran táper de pasta con tomate estos locales pueden ser su salvación: «No sé cocinar, solo sé hacer lo básico, me gusta que exista esto porque es una alternativa a buen precio para comer un poco mejor y más sano», explica Luis Domínguez. «La comida en los supermercados no es tan apetecible como en estos locales, además, creo que comer aquí debe ser bastante menos perjudicial para la salud», sentencia el joven.

Comer casero sin cocinar

La tendencia a no cocinar ha provocado que incluso en los grandes supermercados aparezcan las clásicas vitrinas de cristal con varias bandejas llenas de todo tipo de platos que caracterizan los establecimientos de comida para llevar.

No obstante, los platos envasados de estos establecimientos no provoca las mismas sensaciones que los productos que ponen los locales de comida para llevar, donde hasta los ciegos tiemblan solo con el olor de los alimentos.

«La gente queda contenta con nuestra comida casera, no me gusta crear fast food ni que la gente coma basura», asegura Jose, el propietario de dos locales de comida para llevar.

«Mucha gente busca comida muy sana o basura, yo no hago ninguna de las dos cosas, Me gusta hacer carrilleras, sopas y todo tipo de comida tradicional donde mis clientes queden satisfechos», señala.

Jose no deja de trabajar durante toda la entrevista, y a la vez que habla cocina una paella y un guiso, «aquí nunca paras de currar, siempre debes estar haciendo o una cosa o la otra», explica.

El cocinero cree que cada vez más gente vendrá a estos locales «por la falta de tiempo que provocan los hijos o el trabajo» y porque las personas «ya no saben cocinar».

Rita es la propietaria de un local en Santa Catalina de comida para llevar, la mujer abrió hace «muy poco» y por ahora le está yendo «bastante bien».

«La que cocina aquí es la abuelita, que hace comida casera muy buena y la gente queda satisfecha», señala. La propietaria cree que una de las claves del éxito de este comercio es que venden a precios moderados en una zona que es muy cara: «Estamos vendiendo comida muy buena y a la mitad de precio que a un restaurante».

Los comerciantes han encontrado un verdadero nicho de mercado que cada día es más y más grande. Cada año que pasa tenemos más prisa y cada vez nos sentimos con menos tiempo. Todo negocio que nos permita robarle un par de segundos al reloj, siempre será bienvenido.

Cierre de locales

No todo son buenas noticias en el mundo de la comida preparada. El restaurante Idòbo del popular chef Miquel Calent se inauguró el agosto del año pasado y cerró solo unos meses después de su estreno. En el local se ofrecían platos de cocina mallorquina, arroces, carne y pescado al horno.

El modelo de este restaurante era un poco diferente de lo habitual, ya que no había un solo plato en el mostrador, debido a que el popular cocinero quería seguir ofreciendo la comida casera recién hecha, lo que «elaborada bajo demanda para después repartirla».

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