Entrevista | José Río Fernández Catedrático de geografía de la Universidad de Porto
«Hay que pensar en límites, ¿queremos que Mallorca sea como Benidorm?»
El catedrático de geografía de la Universidad de Porto, José Río Fernández, compara la situación de Palma con su ciudad natal y hace una valoración sobre como se debería limitar el crecimiento de Mallorca

El catedrático José Río Fernández. / DM
¿Cómo es la situación de la vivienda en Oporto?
Muy difícil, para alquilar una habitación tienes que pagar unos 450 euros de media. La subida de precios empezó hace 10 años, pero el COVID lo aceleró todo.
¿Ve en Palma un reflejo de Oporto?
Sí y no, tenemos el mismo problema en que somos ciudades aeropuerto y tenemos un problema de vivienda muy fuerte porque hay mucha población flotante de gente que viene y va. Pero Mallorca tiene un problema más grande: Es una isla y se intensifica el problema. En Porto se puede desconcentrar la presión por la región, pero aquí no, lo siento.
¿Cómo es vivir en una ciudad tan turística?
Es un poco complicado, te sientes en un lugar y en una parcela del mundo. Las ciudades tienen que ser un lugar que mezclen culturas. Pero con tanto turismo pasan cosas como que en Porto te hablen en inglés y es extraño, se pierde la sensación del lugar.
¿Hay espacio para los vecinos?
Es un problema, la gentrificación en algunas áreas provoca que la ciudad no sea para los vecinos. Ya no hay residentes, solo gente que vive sola con mucho dinero y nos convertimos en turismolandia.
En su libro señala que los humanos nos hemos acostumbrado a vivir apelotonados, ¿Cuál va a ser el límite?
La ciudad ahora es un producto y no sé tendrá un límite, la gente se va a tener que ir. El paisaje de las caravanas en Ciudad Jardín recuerda a las favelas de Río de Janeiro. Hay que poner límites y no ampliar el aeropuerto. Se tiene que convertir Mallorca en un sitio deseado. Crecer sin freno no aumenta la calidad de vida. ¿Queremos que Mallorca sea como Benidorm?
¿Dónde van a vivir las nuevas generaciones?
Si ponemos freno al turismo no hará falta construir en sitio rústico. El turismo trae la inmigración que viene a trabajar y eso aumenta la población. Las nuevas generaciones no tienen tantos hijos y solo con los residentes la isla podría aguantar. n
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