«Iba con el coche y escuché un porrazo, creí que me había explotado una rueda pero era una cabra»

Florentina Illeras, de 70 años, tuvo un accidente en la zona de Puntiró cuando regresaba a su domicilio en Son Ferriol

Mientras conducía, una cabra se cruzó en su camino e impactó de lleno en su vehículo provocando numerosos daños

Florentina Higueras mostrando la denuncia y el informe médico después del accidente en Puntiró.

Florentina Higueras mostrando la denuncia y el informe médico después del accidente en Puntiró. / Guillem Bosch

Florentina Higueras, de 70 años, regresaba a su domicilio en Son Ferriol el pasado 21 de junio después de haber estado en Sineu. «Eran las 21 horas, pero en verano aún es de día», recalca. Volvió conduciendo «por la parte de Palma» y cuando encaró la bajada de Puntiró observó a lo lejos una cabra. Tras seguir avanzando oyó «un porrazo» que la hizo saltar todas las alarmas. «Creía que me había explotado una rueda o que el motor del coche se había roto», explica. Sin embargo, cuando alzó la vista vio la cabra dando saltos al lado de su vehículo como se marchaba hacia las praderas. 

Recientemente Cazadores de Palma advirtió del riesgo de accidentes que representan los grupos de cabras salvajes. Higueras matiza que hay más de una decena campando en Puntiró poniendo en peligro a los conductores. Expresa que «día sí, día no» circula por ese mismo tramo de la carretera. «Tengo las señales de tráfico memorizadas y no hay ninguna que avise a los usuarios sobre el peligro que puede entrañar la presencia de cabras en la vía», denuncia. En la carretera de Puntiró hay varios tramos con poca visibilidad y los conductores no esperan toparse con estos animales en un área en la que su presencia resulta extraña.

«Conozco a gente que se ha encontrado varias cabras muertas en la vía y ha tenido que bajar del coche a retirarlas», revela preocupada. Higueras continúa circulando por la carretera y explica que tiene fichada a la cabra con la que chocó: «La sigo viendo y sé que es aquella». El choque provocó que se golpeara violentamente contra el salpicadero. Se lesionó la rodilla y las cervicales. Además, de varios hematomas en su pierna, resultado de los fuertes golpes que le provocó el accidente. «Ahora he acabado la rehabilitación de la rodilla, pero sigo sin tenerla del todo bien», lamenta. 

Por suerte, un joven bajó del coche para ayudarla a ponerse en pie y llamar a los servicios de emergencia. «Un chico me ayudó a levantarme y a marcar el número de la Guardia Civil. Yo no podía porque tenía un ataque de ansiedad», detalla. 

Una odisea para denunciarlo

El coche sufrió importantes daños en el parachoques y el capó. Como consecuencia también se rompió uno de los faros. «Me siento una víctima», exclama. Al contactar con la Guardia Civil le explicaron que «por este tipo de cuestiones no actúan». «Me dijeron que si el coche circulaba me fuera a casa y que si no lo hacía que llamara a la grúa», comenta indignada. Al final acudió días más tarde a las seis de la mañana, a la hora citada por el cuerpo policial, y presentó una denuncia «al organismo competente». Los gastos derivados del accidente ascienden hasta los 4.500 euros y pide una compensación. «Tengo el seguro a todo riesgo, pero no tienen por qué pagar algo que no ha sido por mi culpa», narra.

Higueras incide en la nula advertencia que se le proporciona al usuario cuando conduce en Puntiró. «Entre el 18 y el 25 de julio añadieron unas señales de precaución, pero antes no había nada», manifiesta. Tanto es así que reclama el arreglo de la rejilla y la sustituyan por una valla «en condiciones» para evitar más accidentes como el suyo. «No la mantienen como es debido», sentencia.

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