El GOB pide «un control poblacional» de las cabras salvajes por el daño a la flora

Los conservacionistas recalcan que el problema traspasa la esfera social y lo atribuyen a una cuestión ambiental 

La Dirección Insular de Caza que «están trabajando para incrementar las medidas de gestión»

Varias cabras han sido vistas recientemente en la carretera en la zona de Puntiró en Palma.

Varias cabras han sido vistas recientemente en la carretera en la zona de Puntiró en Palma. / DM

Varias voces han puesto en alerta a la ciudadanía por la presencia de nutridos grupos de cabras salvajes en la carretera en la zona de Puntiró en Palma. Hace unos días, Cazadores de Palma advertía sobre el posible riesgo de accidentes. Las cabras hace más de año y medio que pasean por una zona delicada por el tráfico sin que alguien les preste atención. El peligro que entrañan estos animales en una carretera donde hay varios tramos con poca visibilidad ha alarmado a varios conductores que suelen concurrir este tramo de vía. El responsable del área de conservación del Grup Balear d’Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB), Toni Muñoz, recalca que «no es solamente un problema social, sino que también es medioambiental». Así, detalla que «se debe realizar un control poblacional de esta especie invasora». Por otro lado, desde la Dirección Insular de Caza explican que «están trabajando para incrementar las medidas de gestión».

Mallorca sufre una superpoblación de cabras salvajes y asilvestradas, que han sido vistas en numerosas ocasiones en enclaves urbanos de Andratx, Calvià o Pollença. Es frecuente que desciendan de la Serra de Tramuntana y se aventuren en núcleos de población en busca de alimentación. En Palma se ha constatado su presencia en Son Vida. Su caza o eliminación no está permitida, salvo que se cuente con una autorización expresa del Consell o de un ayuntamiento afectado

Muñoz alerta sobre la gravedad del problema y lamenta que no se denuncia «hasta que nos afecta personalmente». «Somos así de egoístas», explica. Las cabras salvajes, una especie invasora, degradan el paisaje del ecosistema mallorquín. Especialmente la encina. «Cerca de Artà también hay casos de cabras ocupando las carreteras y si no se actúa ocurrirá alguna desgracia», manifiesta. Matiza que no es una cuestión que competa a la caza, sino que se trata de una cuestión referente al medio ambiente. «El organismo que debe tenerlo en cuenta es la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural y no la Dirección Insular de Caza del Consell de Mallorca», revela. Muñoz expresa que algunos cotos de caza «están mal gestionados». «En caso de que haya un accidente con una cabra el responsable de los daños es el titular del coto de caza», avanza. 

Degradación del encinar

Para el responsable del área de conservación del GOB «el control biológico» de la cabra salvaje es la raíz del problema. «La Administración dedica recursos económicos a la conservación de las especies vegetales, pero luego las cabras acaba con ellas», narra. Así, los esfuerzos son de conservación y económicos. La encina es una de las especies más perjudicadas por la presencia de este animal en el medio natural. «Es un drama porque no llueve lo suficiente y la encina no puede crecer», comenta Muñoz. Cuando el encinar es lo suficientemente frondoso y ha crecido las cabras se encargan de acabar con el progreso. «La poca generación de encina, que está prácticamente fosilizado, se la comen las cabras», denuncia.

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