Vestigios Guerra Civil

Historia secreta de Palma: ¿Qué significan esos círculos perfectos que pueden verse todavía en algunas fachadas?

La asociación patrimonialista ARCA ha pedido al Ayuntamiento la conservación de estos elementos históricos que defendieron a Palma de los bombardeos durante la contienda del 36 y los ha catalogado porque los considera un «elemento educativo»

Jorge Lay

Jorge Lay

La ciudad de Palma, con sus calles empedradas y edificios históricos, guarda en sus rincones una serie de vestigios que hablan de épocas de conflicto. Los restos de la Guerra Civil española se asoman como recuerdos silenciados de un pasado que, aunque no siempre visible a simple vista, permanece grabado en las fachadas, en las calles, y bajo el suelo. A lo largo de los años, la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) ha trabajado incansablemente por la protección y conservación de este patrimonio.

Un claro ejemplo de esto son los símbolos de la defensa pasiva, que representan uno de los vestigios más singulares y olvidados de la Guerra Civil española. Estos pequeños círculos pintados en rojo y blanco, acompañados por una flecha que señala hacia abajo, eran más que simples marcas en las fachadas de los edificios; eran, en su momento, auténticos salvavidas para la ciudad y sus habitantes.

Àngels Fermoselle, vicepresidenta de ARCA, explica que su organización «trabaja para dar a conocer los valores del patrimonio, desde el más sencillo hasta el más sublime». Para ellos, tanto la Catedral de Mallorca como una pequeña fuente de barrio pueden tener un valor inmenso para sus residentes. Esa dedicación a preservar hasta el más mínimo detalle de la ciudad se refleja en su compromiso con la memoria histórica, particularmente con los vestigios de la Guerra Civil. «Estos vestigios son mensajes educativos en la ciudad», comenta Fermoselle, enfatizando la necesidad de mantener vivos estos testimonios del pasado para educar sobre la paz y la memoria histórica.

Defensa pasiva

Durante la Guerra Civil, la «defensa pasiva» era una organización encargada de coordinar una serie de medidas preventivas para proteger a la población civil de los posibles estragos de los bombardeos aéreos. Mientras que las autoridades militares y el Ayuntamiento se encargaban de las defensas oficiales, esta organización se enfocaba en preparar a la ciudadanía para resistir los efectos de un ataque. Uno de los elementos clave de esta estrategia era asegurar que los servicios de emergencia pudieran actuar rápidamente en caso de incendio. Para ello, se señalizaron las tomas de agua en toda la ciudad con estos distintivos círculos. «Esas señales eran vitales. Imagina un bombardeo, escombros por todas partes y humo que lo cubre todo... Era importante que los equipos de emergencia pudieran encontrar rápidamente dónde conectar una manguera», explica Fermoselle.

Otro elemento histórico de la defensa pasiva de Palma en carrer de Can Danús. | M. MIELNIEZUK

Otro elemento histórico de la defensa pasiva de Palma en carrer de Can Danús. | M. MIELNIEZUK

La elección de los colores rojo y blanco no fue casual. El rojo simbolizaba la urgencia y el peligro, mientras que el blanco ayudaba a destacar el símbolo incluso en condiciones de poca visibilidad. Estos círculos se pintaban a la altura de los ojos de una persona promedio en las paredes exteriores de edificios cercanos a las tomas de agua. La flecha que acompaña a los círculos señalaba con precisión hacia abajo, indicando la ubicación exacta de la toma de agua que podía ser utilizada por los bomberos o brigadas de emergencia para sofocar incendios.

Además del valor práctico de estos símbolos durante la guerra, Tomeu Fiol, experto en refugios antiaéreos, revela que hubo conflictos respecto a quién debía asumir los costos de implementar estas medidas de defensa pasiva. «Hubo un poco de polémica sobre quién tenía que pagarlo», explica Fiol. «La defensa pasiva fue quien lo propuso, pero quien lo ejecutó fue el Ayuntamiento de Palma. Y el Ayuntamiento de Palma lo hizo como un servicio extraordinario, y después la defensa pasiva no quería pagar nada de esto», añade.

La disputa surgió porque, para el Ayuntamiento, estas señales y medidas eran un esfuerzo específico para las necesidades de la guerra, un servicio que no estaba dentro de sus competencias habituales. «El Ayuntamiento decía: ‘yo lo hice por vosotros, no por mí’», añade Fiol. Mientras tanto, la defensa pasiva consideraba que estas señales seguirían siendo útiles incluso después de la guerra para facilitar la localización de las bocas antiincendio.

Los vestigios

Hoy en día, estos símbolos han perdido sus colores brillantes y muchos han desaparecido por completo debido a las renovaciones urbanas y el paso del tiempo. Pero algunos aún sobreviven, como el que se encuentra en la fachada del Ayuntamiento de Palma, en la plaça de Santa Eulàlia. Este símbolo, aunque desvaído y casi imperceptible para quienes pasan por allí a diario, es uno de los últimos testimonios de la organización que trabajó para proteger a los civiles de los horrores de la guerra. «Es un vestigio que nos conecta con un pasado de miedo, pero también de solidaridad y organización comunitaria», señala Fermoselle.

Otra boca antiincendio en carrer de Can Pueyo. | M. MIELNIEZUK

Otra boca antiincendio en carrer de Can Pueyo. | M. MIELNIEZUK

Para ARCA, la conservación de estos círculos no es una cuestión meramente estética, sino un deber histórico. «Cada vez que se borra uno de estos símbolos, se pierde un fragmento de nuestra historia colectiva», comenta Fermoselle. Los círculos representan no solo un método de defensa pasiva, sino también el ingenio de los ciudadanos de Palma durante uno de los periodos más oscuros de su historia.

La preservación de los círculos de la defensa pasiva enfrenta varios problemas. Muchas de estas señales se encuentran en propiedades privadas, lo que complica su conservación. Algunos propietarios desconocen la importancia histórica de estos símbolos, o bien, priorizan la renovación de sus fachadas sin considerar el valor patrimonial que podrían estar borrando. Además, muchos edificios antiguos han sido demolidos o reformados a lo largo de los años, y con ellos, han desaparecido gran parte de estos círculos.

Fermoselle destaca un ejemplo: «En las Ramblas, en la puerta de una iglesia, aún se puede ver uno de estos símbolos, pero sólo porque la fachada no ha sido renovada». ARCA ha trabajado con autoridades locales para identificar y catalogar los círculos que aún existen, promoviendo su protección y restauración.

La señal en la plaza Santa Eulàlia, en la antigua Casa de Socors. | M. MIELNIEZUK

La señal en la plaza Santa Eulàlia, en la antigua Casa de Socors. | M. MIELNIEZUK

La decisión del Ayuntamiento de Palma de conservar el símbolo en la fachada del edificio en la plaza de Santa Eulàlia, tras la insistencia de ARCA, es un ejemplo de cómo el trabajo de concienciación y defensa del patrimonio puede tener un impacto tangible. Aunque el símbolo está «muy deteriorado» y las líneas están desdibujadas, el compromiso del Ayuntamiento de mantenerlo intacto es un pequeño pero significativo triunfo para aquellos que buscan preservar la memoria de Palma. «Tenemos que estar al tanto de estos pequeños detalles, porque es fácil que desaparezcan. Y cuando se van, ya no regresan», alerta Fermoselle.

«Cuando los turistas y los jóvenes ven estos círculos, deberían poder entender qué significan, qué representaron en su momento y por qué aún son importantes hoy en día», concluye Fermoselle. ARCA imagina un futuro donde estos vestigios sean integrados en rutas educativas y culturales que expliquen su relevancia histórica. Así, los círculos de la defensa pasiva no serían solo marcas en una pared, sino una historia que narra el pasado de Palma.

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