La transformación de Palma: del ADN mallorquín a la ciudad franquicia

Los comerciantes y asociaciones en defensa del patrimonio cargan contra la pérdida de identidad y el proceso de homogeneización que se está produciendo en el centro

Palma pierde su identidad: las franquicias invaden el centro histórico

Andrés Martínez

Andrés Martínez

Andrés Martínez

Burger King, McDonalds, KFC… Esta es la imagen que se dibuja en la plaza de España de Palma, en pleno centro neurálgico de la ciudad. «De la cocina mallorquina elaborada en el centro no encuentras casi nada. Es una pena porque cuando sales a cenar solo puedes elegir entre pizza, hamburguesa o comida asiática», explica Miquel Rossellò, socio del restaurante mallorquín Blat Al Sac.

Lo mismo sucede con las tiendas de ropa en el carrer de Sant Miquel o Jaime III, donde marcas como Zara, Pull and Bear o Bershka sustituyen al pequeño comercio. «Me siento como una extranjera en mi propia ciudad», apunta Àngels Fermoselle, vicepresidenta de la Asociación de Revitalización de los Centros Antiguos (ARCA). La masificación turística ha provocado que el centro de Palma y sus respectivos negocios sufran una saturación de franquicias que trae consigo la pérdida de identidad característica de la ciudad. ¿Cuál ha sido el proceso de transformación de Palma durante los últimos años? ¿Pueden afectar estos cambios a la percepción que tienen los turistas sobre el centro? 

FRANQUICIAS EN EL CENTRO DE PALMA

FRANQUICIAS EN EL CENTRO DE PALMA / GUILLEM BOSCH

Una de las cuestiones que han provocado la desaparición de gran parte de los comercios locales es el aspecto económico. «Nosotros no pagamos alquiler, el local es nuestro, sino te puedo asegurar que ya no estaríamos aquí», advierte Miquel Aguilò, propietario de la emblemática mercería Àngela. El elevado precio de los locales en el centro de la ciudad es inasumible, señala Fermoselle, de ARCA. «Con los contratos de alquiler te exigen una serie de condiciones prohibitivas. ¿Cómo te van a pedir una subida en un año de alquiler cuando como mínimo necesitas dos para que arranque el negocio?». 

Precios desorbitados

De esta forma, tan sólo las franquicias y grupos empresariales con gran inyección son capaces de aguantar los alquileres que se demandan en el centro. «Al igual que está ocurriendo con la vivienda, los mallorquines no están pudiendo pagar lo que piden. Hay muchas empresas italianas, alemanas y suecas que apuestan por tener un local en Mallorca porque eso les da prestigio. Palma vende», asegura Alfonso Robledo, presidente de restauración en CAEB.  

No obstante, el problema de esta situación, según Aguilò, es que estos negocios están enfocados exclusivamente al mercado turístico. «El centro de Palma se ha convertido en un parque temático turístico, sólo hay cafeterías y tiendas de souvenirs. Muchas veces nuestros clientes llegan enfadados porque ya no se puede circular por la calle». 

FRANQUICIAS EN EL CENTRO DE PALMA

FRANQUICIAS EN EL CENTRO DE PALMA / GUILLEM BOSCH

Es lo que Fermoselle define como proceso de homogeneización. «La despersonalización que está sufriendo Palma es evidente. La llegada de estas franquicias implica una imagen homogénea, la misma tienda que encuentras en Palma también está en Zaragoza o en Berlín». Por su parte, Aguilò también considera que Palma está perdiendo su identidad. «Se está convirtiendo en lo que son todos los centros de las ciudades más grandes». 

Pérdida de valor turístico

Relativo a esta transformación, para la propia Fermoselle ya no se trata solamente de la pérdida del comercio tradicional, sino también es una cuestión que afecta al paisaje y al ecosistema. «La ciudad que se enseña ahora es un falso decorado para que los turistas compren helados y perlas, pero no es la realidad. El centro también ha sufrido un abandono del cuidado con una gran cantidad de pintadas vandálicas y suciedad». 

Por otro lado, a pesar de que la llegada de extranjeros no para de aumentar, los hosteleros consideran que uno de los reclamos de los turistas es el producto mallorquín y la oferta gastronómica. «Cuando te vas de viaje lo que buscas es probar los platos típicos de la zona y aquí en Palma solo hay dos o tres sitios que ofrecen cocina mallorquina. Si comparas el nivel gastronómico de Mallorca con Reino Unido hay una gran diferencia», expresa Miquel Rossellò, del restaurante Blat Al Sac. Una idea que comparte Alfonso Robledo: «El kilómetro cero está creciendo mucho, el turista quiere probar el producto mallorquín».

FRANQUICIAS EN EL CENTRO DE PALMA

FRANQUICIAS EN EL CENTRO DE PALMA / GUILLEM BOSCH

De esta forma, Palma podría estar perdiendo su gran atractivo para una parte de los turistas. «Antes los extranjeros venían por aquello único y especial que ofrecíamos, pero el turismo ha ido creciendo hasta que llega un momento que los excesos provocan una bajada del nivel».

Así, frente a la actual situación que atraviesa el centro de Palma, los comerciantes y las asociaciones exigen una mayor implicación por parte del ayuntamiento para paliar el déficit entre las franquicias y los negocios tradicionales. «Al final depende del modelo de negocio que quieran implantar, pero en otras ciudades europeas mantienen el comercio tradicional a base de ayudas y subvenciones» expresa Aguilò, de la mercería Àngela. 

Plan de actuación

A nivel gastronómico, Robledo considera que poco a poco se van sumando iniciativas pero todavía faltan más. «Se está trabajando muy bien con eventos gastronómicos que están triunfando, pero todavía se puede hacer más por el sector hostelero».

Otra de las demandas es un plan de actuación para intentar mantener los negocios históricos que todavía resisten. «El ayuntamiento debe explorar lo que se ha hecho en otras ciudades europeas para preservar la imagen de nuestra ciudad. En Francia por ejemplo han comprado determinados negocios que iban a cerrar y los están explotando a través de concesiones, conservando su esencia», explica la vicepresidenta de ARCA. 

Pese a que el centro de Palma se ha convertido en un conglomerado de franquicias, se está abriendo una vía alternativa a través de una nueva generación con ganas de recuperar la identidad. «Cada vez hay locales muy auténticos con los jóvenes. Creo que a nivel gastronómico estamos dando un gran paso adelante», concluye Robledo. 

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