Entrevista | Entrevista

Antoni Vidal, doctor en Historia: «Hubo al menos 160 asesinatos en Palma durante la Guerra Civil»

«Los golpistas temían que el desembarco de Bayo provocaría un levantamiento en los barrios obreros»

Antoni Vidal publica ‘La Guerra Civil a Palma’: "Los obreros de Palma intentaron frenar a los golpistas con una huelga general que fracasó"

Pere Joan Oliver

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

Antoni Vidal propone en La Guerra Civil a Palma (editorial Illa) un recorrido por los hechos que marcaron el paso del conflicto en la ciudad —algunos desconocidos o ignorados— y una breve biografía de los asesinados en el municipio. El libro se presenta esta tarde en la biblioteca de Cort (19:00 horas).

¿Por qué Palma cayó tan rápidamente en manos de los sublevados?

Los golpistas pensaban que controlar Palma no sería fácil y tomaron muchas precauciones. Pero los obreros tuvieron una sorprendente poca capacidad de reacción, así que en poco tiempo los sublevados controlaron Cort, el Gobierno Civil o la Casa del Pueblo. Dos días antes del golpe el Frente Popular animó a los trabajadores a defender la República con toda su energía. Llegó el 18 de julio y la agrupación comunista dio la orden a sus militantes de hacerse con todas las armas posibles. Pero el día 19 les exhorta a esconderse porque les estaban deteniendo. Por la noche se habían reunido en la Casa del Pueblo esperando que el gobernador les diera armas, pero Madrid dio instrucciones de no entregarlas.

¿Hubo un exceso de confianza?

Hay un ejemplo. El día 18 a mediodía Alexandre Jaume [destacado socialista] estaba en el bar Palermo, en las Avenidas, hablando con Jaume Garcias Obrador, que era el presidente de la Diputación. Un periodista se les acercó, les preguntó por el golpe y le contestaron que estaba todo igual. Así que ese día Alexandre Jaume se fue a dormir tranquilamente a Pollença [al día siguiente sería detenido allí por los sublevados y en 1937 sería ejecutado].

En el libro habla de un intento frustrado de huelga general.

Pensaban que así pararían el golpe de Estado porque un mes y medio antes hubo un atentado contra la Casa del Pueblo y convocaron una huelga general que paralizó la ciudad. Creyeron que tendrían el mismo éxito y convocaron una huelga el 18, que era domingo, y los días siguientes. Tuvo algo de seguimiento, por ejemplo los tranvías paraban a mediodía. Pero a partir del día 22 ya no tiene efecto, y mientras tanto hay detenciones.

¿Cómo era la sociedad palmesana de aquellos años?

Era una sociedad dividida. Había barriadas obreras como Els Hostalets, El Molinar o Santa Catalina, y en el casco antiguo había una mezcla. Los socialistas eran la fuerza hegemónica entre los obreros, pero eran más reformistas que revolucionarios. No había una tradición revolucionaria como en Barcelona, por ejemplo. A los golpistas les preocupaba lo que podía pasar en las barriadas obreras, temían que el desembarco de Bayo provocaría un levantamiento entre los obreros de Palma. Es cuando se recrudece la represión, los sublevados se ponen nerviosos y empiezan a detener y asesinar a republicanos.

Y sin embargo los milicianos de Bayo se quedaron muy lejos de Palma.

Sí, cometieron muchos errores. Los sublevados tenían un plan de defensa de Palma porque sabían que si la ciudad caía, caería toda Mallorca. Prepararon tres tipos de defensa: activa, móvil y, en caso de que los milicianos lograran entrar en la ciudad, animar a la población civil a defenderla.

Ha cuantificado el número de personas asesinadas en Palma durante la Guerra Civil.

Hay constancia de 160 personas, pero seguramente hubo más. También da miedo el número de palmesanos detenidos. Muchos lo estaban sin estar acusados de nada y por tanto sin poder defenderse. Y se pasaron toda la guerra en una cárcel, si es que lograron sobrevivir. Por ejemplo, el 19 de julio un camión de falangistas que pasaba por Son Rapinya recibió dos tiros desde una casa. Detuvieron a todos los que estaban en la casa pese a no tener pruebas porque no encontraron armas. Pero les mantuvieron encarcelados toda la guerra, sin acusarles pero sin ponerles en libertad.

La represión fue especialmente dura el primer año de la guerra.

Encontrar un cuerpo en una cuneta implicaba tener que abrir un proceso judicial. Así que a partir de diciembre empiezan a coger a los que estaban en la cárcel y los trasladan al cementerio para ejecutarlos. Así no dejaban pruebas y se ahorraban procesos judiciales.

Se habla mucho de represaliados y poco o nada de sus asesinos.

Es complicado porque no hay constancia documental. Sabemos por el relato de testigos que hubo asesinatos por parte de falangistas, pero no hay registro documental de los nombres. Sí sabemos por ejemplo que Mateu Torres es el Gobernador civil que ordenó el asesinato de Aurora Picornell.

En el libro también aborda los bombardeos que sufrió la ciudad.

En teoría tenían que apuntar a objetivos militares, pero tenían que volar tan alto para evitar a las defensas antiaéreas que no siempre acertaban y daban a edificios civiles. Hubo víctimas mortales por las bombas en la Calatrava, el Molinar o Santa Catalina. Se ha hecho mucho trabajo por recuperar la memoria histórica, pero este siempre ha sido un tema incómodo porque los bombardeos eran de aviones republicanos. Es posible que murieran más de cien personas, pero en este caso no hay placas que las reconozcan.

¿En qué medida la guerra alteró el día a día de los palmesanos?

La primera semana después del golpe de Estado Mallorca estaba completamente aislada porque Cataluña y la costa valenciana eran zona republicana. Muchas fábricas tuvieron dificultades de suministros y hubo muchos despidos. Solo cuando los franquistas ocuparon Málaga en 1937 se abrió una conexión marítima que rompió ese aislamiento. Por otro lado, con los primeros bombardeos hubo mucha gente que abandonó Palma para refugiarse en los pueblos.

Hubo quien se escondió.

Al principio hubo mucha gente que se escondió. Dos de ellos fueron Antoni Ribas y Rafel Picornell. Se escondieron en un piso de la plaza Raimundo Clar y se llevaron escopetas pensando en morir matando si eran descubiertos. La mujer de Picornell, que era francesa, les llevaba comida. Encerrarse en un piso era psicológicamente muy complicado porque siempre vivían con el miedo de que alguien les delatara y fueran a buscarles.

Conocemos los grandes nombres de la represión franquista en Palma como Emili Darder o Aurora Picornell, pero ignoramos los de muchos otros.

Sí. A mí me llama la atención la historia de Joana Mas. A su marido lo mataron en agosto de 1936 en el castillo de Bellver y ella se fue a vivir con su hermano, que escondía en su casa a Jaume Garcias Obrador. Cuando lo descubren los detienen a todos, aunque a Joana la ponen en libertad poco después. Uno de sus hijos se une a la resistencia contra los nazis en Francia y acaba en el campo de Mauthausen. Y su otra hija vive en Barcelona y se va a Francia. Acabada la guerra, en julio de 1939, la Guardia Civil fue a su casa de El Molinar y la detuvieron por adhesión a la rebelión. La condenaron a 12 años de cárcel, de los que cumplió cuatro. Cuando salió en libertad provisional se unió a su hija y se exiliaron a México.

Suscríbete para seguir leyendo