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Asfalto en Bellver

El polémico asfaltado del camino interior de Bellver.

El polémico asfaltado del camino interior de Bellver. / por Ángels Fermoselle Paterna

Ángels Fermoselle Paterna

Me acerqué a ver el polémico asfaltado del camino interior de Bellver que une el aparcamiento del castillo con la calle Polvorín. Mi intención, a primera hora de la neblinosa mañana de Navidad, era, además de estirar las piernas y respirar algo de naturaleza, hacer una valoración personal de la cuestión.

No discutiré que se necesitara un firme resistente en ese lugar y que el rudimentario acabado precisara arreglo, pero había que buscar una buena solución y el resultado es todo lo contrario.

El asfalto aplicado sobre lo anterior es de un grosor de entre 5 y 15 centímetros, según los tramos, incrementando la altura de la senda de manera innecesaria, y ha sido aplicado desdeñando el sitio especial en el que se estaba poniendo, un bosque. La responsabilidad es de quien encargó el trabajo, no de quien lo ejecutó.

Se le ha dado un tratamiento de carretera, despersonalizada y estéticamente agresiva a un camino que, quizás por motivos de seguridad, deba ser firme y resistente, pero que necesitaba un remedio más meditado. Seguro que había alternativas mejores.

Si no bastaba una pista forestal, que sería apropiada para el lugar-hablamos de un bosque de verdad, no del canódromo-, se debería haber meditado sobre qué acabado era el más apropiado. No me vale que digan que el camino ya estaba asfaltado antes porque la ya maltrecha capa de rodadura se parecía más a un hormigón de andar por casa que al negro, grueso y desbordado por los lados, pavimento recién puesto.

Podrán ver, ya justo al empezar, cerca del Castillo, chorreones de asfalto sobrante que se ha deslizado hacia la tierra de los lados, y allí se han quedado, como pequeñas lenguas de lava, petrificadas. En algún tramo del recorrido aún se ven las piedras planas que delimitaban el camino original en armonía con el entorno, hecho que te ayuda a percibir, por contraste, el desinterés con el que se ha tratado ahora y la fealdad que se ha añadido.

Ha sorprendido al departamento de infraestructuras del ayuntamiento de Palma, la reacción en contra de su intervención. La lógica de «hay que reasfaltar el asfalto» que impera en la casa, aquí no ha sido acertada ni conveniente. En algún otro lugar de la ciudad, tampoco.

Se debería haber consultado, comunicado, argumentado, discutido, explicado, planteado alternativas y llegado a la mejor conclusión, con la ciudadanía. Eso es la política participativa.

Recordarán que hace unos meses un camión de bomberos necesitó acceder a sofocar un incendio en la calle Polvorín del Terreno y no pudo llegar porque coches mal aparcados lo impedían. Tuvieron entonces que subir a Bellver y acceder por el camino protagonista de este escrito a la parte alta de la calle. Allí, la puerta ornamental de marés y hierro forjado supuso un tope en altura y tuvieron que extender mangueras como pudieron.

Quizás ese episodio ha influido en la improvisada mala solución del camino asfaltado. Y tal vez por eso ha desaparecido el bonito semicírculo superior de hierro de la puerta histórica de esa entrada a Bellver. Todo son suposiciones, porque explicaciones, a la opinión pública no han dado ninguna. Y eso es, repito, lo contrario a una correcta política participativa.

La comunicación y el diálogo siempre ayudan a encontrar mejores soluciones.

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