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Auge de lavanderías en Palma: El alquiler turístico y de habitaciones y la desorbitada factura de la luz motivan hacer la colada fuera de casa

Establecimientos con lavadoras y secadoras de gran capacidad y sin personal llegan a todos los barrios de Ciutat - «La gente está viendo que ahorra en la factura de la luz», dice el propietario de Bloomest

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Las lavanderías crecen en Palma a golpe del alquiler turístico y de habitaciones M. Elena Vallés

De las películas americanas a los barrios de Palma. Las lavanderías autoservicio están creciendo como champiñones en Ciutat. «Nuestros clientes son personas que no tienen lavadora y secadora en casa porque viven en minipisos o porque tienen una habitación alquilada y si quieren usarlas se lo cobran aparte. Entonces, prefieren venir aquí una vez a la semana a hacer toda la colada porque les sale más económico», explica Tania Castro, propietaria de dos establecimientos llamados LavaHora ubicados en las calles Blanquerna y Pau Piferrer de Palma.

También utilizan muy a menudo estos servicios empresas o particulares que se dedican al alquiler turístico y hoteles pequeños. «Los turistas están viniendo bastante», señala Castro.

Otros casos habituales son los de muchas personas que hacen el cambio de armario y de ropa de cama con el paso de una estación a otra. Por ejemplo, estos días suele haber trajín de textiles de abrigo en estos locales. Eva García, que está con su madre María Pons en Bloomest, una lavandería automática de la calle Arxiduc Lluís Salvador, está lavando los edredones y las mantas. «Al meterlos en bolsas de plástico que van cerradas cogen olor. Y en casa no tengo una lavadora tan grande para meterlos», expone. «Aquí puedes introducirlo todo en una máquina grande, luego vas a la secadora y en una hora y media lo tienes todo listo», comenta. «No sé si te ahorras dinero, pero lo que sí seguro que economizas es tiempo», añade su madre María Pons.

En este tipo de lavanderías no hay trabajadores atendiendo, aunque siempre hay un cartel con un número de teléfono al que llamar en caso de que surja un problema. El cliente llega, escoge una máquina, que suelen ser de 9 o de 20 kilos, mete una moneda y le da al programa de lavado que necesita. En estas lavadoras, la ropa está lista en media hora. «Hacer una colada pequeña, de 9 kilos, cuesta cuatro euros. Una grande, de 20, siete. Si la persona que viene se hace la tarjeta de cliente al final se ahorra dinero», subraya Tania Castro. Diez minutos de secadora tienen un coste de 1,50 la pequeña y dos euros la grande. «Pese a la subida de la factura de la luz nosotros no hemos incrementado precios», dice la propietaria de LavaHora. «En nuestro caso el cliente puede traer su detergente y su suavizante, pero hay máquinas que ya lo llevan incorporado. Hay gente que quiere usar el suyo o que tiene la piel delicada y usa productos más suaves y por eso nos eligen a nosotros», señala algo preocupada por la competencia que le ha salido en la misma calle Blanquerna.

«Desde la subida del precio de la luz estamos teniendo más clientes», asegura Miguel Guijarro, dueño de Bloomest. «Mucha gente está descubriendo que ahorra viniendo aquí y poniendo una única lavadora de 20 kilos a la semana», refiere.

En estos establecimientos también hay un rincón separado para las mascotas, que son una serie de lavadoras y secadoras para la ropa de los animales, como son camas y mantas.

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