La nueva Gomila afronta sus últimas semanas antes de albergar a sus primeros residentes. Está impulsada por la promotora inmobiliaria mallorquina Doaki SLU y una de sus principales accionistas es la empresa mallorquina Camper.

Los ciudadanos pudieron visitar ayer las entrañas del gran proyecto para «regenerar» el barrio gracias a las visitas guiadas que ofrecía el festival de arquitectura Open House que se celebra estos días en Palma. En total han construido 60 viviendas de diferentes tamaños, calidades y precios. Explican que la intención principal era comprar los edificios en desuso para «dar un impulso» a la barriada y recuperar el «apogeo» que vivió Gomila en la década de 1950.

Como se puede apreciar en las fotografías, se trata de un proyecto muy diverso con inspiración de materiales y colores diferentes: «Destaca la vanguardia y la innovación». En este sentido, detallan que las viviendas están enfocadas hacia un modelo más europeo por la implicación de la empresa de arquitectura MVRDV, que cuenta con un gran reconocimiento internacional.

En estos momentos, los precios oscilan entre los 900 euros mensuales por un apartamento de una habitación de 40 metros cuadrados y los 2.800 por una casa adosada de 170 metros. Además, el complejo está enfocado como un programa residencial en el que convivirán oficinas, comercios pequeños y locales de restauración. La intención es fomentar la vida en el barrio y devolver la esencia al lugar.

La presidenta de vecinos de El Terreno, Teresa Alonso, explicó a este diario que «nos han explicado que las viviendas se ofrecen a residentes de larga estancia y nos parece bien que sea así». Por su parte, el terrener Xavier Abraham destacaba que «no nos convendría nada que se convirtieran en viviendas de segunda residencia, porque de lo que se trata es de que el barrio cobre vida, no se degrade más y no se queden los bloques vacíos durante muchos meses y días al año».

El punto principal es Gomila Center, el gran edificio blanco situado frente a la conocida plaza, que se erigió sobre algunas de las discotecas del barrio que se encontraban en un «estado lamentable».