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Emaya culpa a la «presión humana» de la suciedad en Palma

El refuerzo de limpieza desplegado por la empresa municipal para este verano no da abasto | Colillas, envoltorios y papeleras a rebosar en el centro

Bolsas de basura y cajas de cartón en el suelo en la calle Miracle, una travesía de Sindicat. Irene R. Aguado

Las papeleras del distrito Centro de Ciutat amanecen vacías todas las mañanas y antes de llegar la tarde ya están a rebosar. En barrios como Sindicat, La Calatrava, Cort o el Borne muchos viandantes, al ver el cubo lleno, acaban dejando los residuos en el suelo, cerca del contenedor, lo que genera todavía más suciedad.

Fuentes de la empresa municipal de limpieza Emaya consultadas por este diario aseguran que «si la suciedad se acumula a ciertas horas puntas del día» es porque hay «muchísima presión humana» en la ciudad, lo que dificulta mantener las zonas turísticas limpias.

Igualmente, la empresa descarta atribuir la suciedad a que parte de la plantilla de trabajadores esté de vacaciones, puesto que desde el principio del verano, recordaron estas mismas fuentes, se lleva a cabo un plan de refuerzo de limpieza con especial incidencia en las zonas de mayor uso turístico y ciudadano, esto es, los barrios del centro y la Platja de Palma.

Desde el mes de mayo se han ido incorporando gradualmente a Emaya 200 empleados más en calidad de fijos discontinuos, que prestarán sus servicios hasta octubre. De ellos, 85 personas están destinadas al plan de refuerzo extra y el resto cubren las vacaciones de los trabajadores fijos.

Al llegar el mediodía ya no caben más residuos en los cubos. | IRENE R.AGUADO

«Siempre se pueden poner más recursos, pero en algún momento hay que fijar el límite. No podemos poner un trabajador detrás de cada ciudadano o visitante», expresa una portavoz de Emaya, que también subraya la importancia de que los refuerzos de limpieza se distribuyan por todas las zonas de la ciudad y se intensifiquen los días de fiestas en los barrios o conciertos en recintos como Son Fusteret. De hecho, parte de la plantilla de la empresa está asignada a un barrio de forma fija, mientras que a otros tantos se les destina para que limpien en unas zonas u otras en función de lo que haga falta.

Las macetas, como esta en el Casco Antiguo, se llenan de colillas. | IRENE R.AGUADO

Lo cierto es que a pesar del refuerzo que ha desplegado la empresa municipal, que contempla incluso un doble turno de vaciado de papeleras en el centro, las calles más turísticas se llenan de suciedad en algunas horas críticas. Ocurre especialmente hacia el mediodía y en las últimas horas de la jornada, y sobre todo en las zonas cercanas a establecimientos de comida rápida y bebida o comida envasada, en los que la clientela busca un cubo de basura nada más salir del local para tirar los envoltorios.

Cuando termina el día, las papeleras que no están a rebosar de residuos, lo están de colillas, porque también llama la atención la cantidad de cigarrillos que se acumulan no solo en los basureros, sino también en las macetas e incluso en el suelo de algunas calles.

Una papelera a rebosar en la calle Sant Miquel. | IRENE R.AGUADO

Tampoco ayudan los tramos en los que la separación entre una papelera y otra supone un buen paseo. Un ejemplo de ello es la calle Sant Miquel, que se hace eterna si uno camina con un papel o un envoltorio para tirar entre las manos. Al final, al hallar la ansiada papelera, es casi lógico que esté llena si muchos de los viandantes iban pensando en lo mismo.

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