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El abandono y la suciedad se adueñan de la Plaza España de Palma

Vecinos y comerciantes denuncian hurtos y vandalismo a diario | El edificio Términus, los grafitis o la basura por todos lados dejan entrever un centro neurálgico abandonado por las instituciones

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El abandono y la suciedad se adueñan de la Plaza España Manu Mielniezuk

Es el centro neurálgico de la ciudad, punto de encuentro para muchos y lugar de paso para casi todos, el núcleo histórico y emblemático de Palma. Por eso sorprende a turistas, ciudadanos y comerciantes que la Plaza España esté tan abandonada, aunque es la carta de presentación de uno de los destinos más visitados del país.

Es «tierra de nadie», como dice uno de los comerciantes de la zona. Vende accesorios hechos a mano cerca de la Estación Intermodal, y «cada día» presencia en la plaza episodios de vandalismo, hurtos y peleas. El incivismo en la zona es una realidad, cuanto menos mediática y sabida por todos. «Quédate un rato mirando la calle, bastan unos minutos para pillar a algún carterista robando o alguien vendiendo droga», asegura sin perder de vista su puesto de venta: «Aquí falta mucha presencia policial, está claro».

De lo que no se habla tanto, aunque vecinos y vendedores insisten en en destacar este problema, es la cantidad de personas con trastornos mentales que frecuentan la plaza y se involucran en altercados.

Sin ir más lejos, la presidenta de la Federación de Vecinos de Palma, Maribel Alcázar, considera que esta es una muestra del «insuficiente» sistema de atención psiquiátrica en la isla: «Los ciudadanos conflictivos con deterioros mentales y físicos es el otro problema de la Plaza España».

«La solución no es esconderlo, ni tampoco que se retiren de allí como si no tuvieran el derecho de estar. El remedio es darles una atención social y psiquiátrica adecuada», subraya Alcázar, que relata que justamente hace unos días, paseando por la Plaza España, vio a una mujer voceando y gritando en lo que parecía un brote psicótico: «Nadie pidió ayuda ni le prestó atención. Ese tipo de episodios se repiten todas las semanas», lamenta.

Lo que se advierte a simple vista, sin tener la mala suerte de presenciar un altercado o un hurto, es la cantidad de suciedad y basura que hay por toda la zona. Gran parte de las pasteras están secas y vacías; en lugar de plantas albergan latas, botellas, colillas o paquetes de tabaco vacíos. La suciedad crece casi al mismo ritmo que la afluencia de turistas, aunque llama la atención que vayan de la mano.

Las basuras se llenan a rebosar desde por la mañana, y por toda la plaza se ven restos de de comida, envoltorios, servilletas y vasos de plástico, que acaba convirtiéndose en un banquete para las palomas. Lo que desde luego no ayuda, explica la presidenta de la Federación de Vecinos, es el suelo: «Ese pavimento es una desgracia desde el primer minuto en que se puso. Contribuye a dar un aspecto sucio y es muy difícil de limpiar».

De hecho, el mal estado del pavimento de la Plaza España, con baldosas desconchadas, boquetes y desperfectos, ha sido objeto de polémica en varias ocasiones. Cort prevé empezar este mismo año —como se recordará, la fecha de inicio de estas obras también fue controvertida— un proyecto de reforma de la plaza que incluye sustituir el actual pavimento de pizarra por 8.100 metros cuadrados de baldosas de hormigón.

«Bienvenida sea la iniciativa», dice Alcázar, aunque «tarda demasiado en llegar», después de años con un «suelo que ha perdido todo el brillo, al ser laminado absorbe todo el polvo y la suciedad, y además resbala y ha provocado un montón de incidentes con ciudadanos». Es más, «lo deseable es que las obras empiecen cuanto antes para evitar que al final se quede en nada», señala la portavoz vecinal.

Términus, «maltrato estético»

Sin embargo, el punto crítico del abandono se sitúa justo al lado de la Estación Intermodal, enfrente del ferrocarril de Sóller. El edificio del Hostal Términus lleva años desierto. Ha sido objeto del incivismo y de pintadas vandálicas que allí continúan, aunque están en pleno centro.

La vicepresidenta de la entidad conservacionista ARCA, Àngels Fermoselle, considera que lo del Términus es «maltrato estético y menosprecio a lo público», al tiempo que recuerda que «el incivismo comporta cada vez más incivismo», por lo que no se debe permitir el «lamentable aspecto» que presenta el antiguo hostal desde hace tiempo.

«El Términus es un elemento patrimonial para el que hay previsto un uso de los Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM), entidad responsable del edificio», destaca Fermoselle: «La lentitud de la Administración no justifica que no podamos disfrutar durante años de su contemplación exterior, y que sea, tristemente, un símbolo de la Palma maltratada y descuidada», sentencia la portavoz.

Para Fermoselle, incansable al frente de la defensa de la identidad y el patrimonio de Ciutat, la Plaza España actual está «despersonalizada y sin control cívico». Se ha convertido, en definitiva, en un «espacio hostil, abandonado por las instituciones municipales» y amenazado por la «ocupación y la inseguridad».

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