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Cómo los cruceros contaminan el agua mientras emiten menos azufre

Un informe estima que vertieron 1,1 millones de toneladas de sustancias que incluían nitratos, hidrocarburos policíclicos y metales pesados en la bahía de Palma con el sistema de ‘scrubber’

Dos cruceros atracados en la bahía de Palma expulsan abundante humo el pasado junio. B. RAMON

«Al fin y al cabo el scrubber es un truco». Así lo sintetiza Arcadio Barbas, jefe de máquinas de la Marina Mercante retirado y experto en contaminación marina. El scrubber o sistema de lavado de escape es un método usado por muchas embarcaciones para eliminar el azufre que expulsan a la atmósfera cuando queman combustible. A cambio, ese proceso genera una serie de contaminantes que terminan en el fondo del mar, incluyendo metales pesados, hidrocarburos policíclicos, nitratos y sulfatos.

Un informe del International Council on Clean Transportation (ICCT) publicado recientemente ha puesto de manifiesto que 1,5 millones de toneladas de esas aguas de lavado contaminantes fueron vertidas en el puerto de Palma durante 2019. La mayor parte, 1,1 millones de toneladas, procedieron de cruceros. «Esas cantidades incluyen 90 toneladas de nitratos, como si no tuviéramos ya un grave problema de eutrofización en la bahía de Palma y en todo el Mediterráneo [exceso de nutrientes que genera una proliferación descontrolada de algas]. Y más grave todavía es que esas aguas de lavado contenían 77 kilos de hidrocarburos policíclicos, que son unos cancerígenos muy potentes», advierte Barbas.

«Es un sistema que hace que el barco emita menos contaminantes por el aire. Pero por contra, al final del proceso hay sustancias que se vierten al mar. Quitas de la atmósfera, pero en la práctica sigues quemando un combustible de muy mala calidad y esa es la raíz del problema. La alternativa es utilizar gasoil», explica este experto.

Arcadio Barbas advierte sobre el mal estado del mar Mediterráneo. | B. RAMON

Barbas se muestra preocupado por el estado de la mar, aunque aclara que no es partidario de restringir el número de cruceros que pueden atracar en un mismo día en la bahía de Palma, tal como decreta el Govern. Porque no es un problema de cantidad, sino de calidad. «No estoy de acuerdo con limitar el tráfico marítimo, que debe ser libre. Hay un problema, que yo también sufro, y es que se te pongan 10.000 personas a pasear por el centro de Palma, eso te hace sentir incómodo. Pero no me importa que vengan siete cruceros, me importa que no contaminen», indica este exjefe de máquinas de la Marina Mercante. En este sentido, considera que uno de los problemas de fondo es la legislación española sobre contaminación, «demasiado flexible» en comparación con países como Estados Unidos.

En la cadena trófica

Este experto indica que todos esos elementos abocados al fondo del mar como consecuencia del scrubber no suponen un riesgo para la salud de las personas, tampoco de quienes se bañen en la playa de Can Pere Antoni, por ejemplo. El problema, aclara, es otro. «Los nitratos y los sulfatos forman parte de la química del agua, aunque en estas cantidades provocan un problema de eutrofización. Y en el caso de los hidrocarburos policíclicos terminan en la cadena trófica. Es decir, los peces pueden alimentarse de ellos y después nosotros los consumimos», manifiesta Barbas.

Este experto indica que empezó a preocuparse por la contaminación de los buques cuando todavía estaba en activo. «Siempre he procurado cumplir con la legislación medioambiental de cada puerto, aunque no siempre he podido porque depende de los recursos que te dé el armador, que es el que te tiene que dar las herramientas para cumplir», manifiesta.

En todo caso, profundizó sobre la problemática una vez retirado. «Cuando me jubilé en 2016, cuando el tema medioambiental ya estaba en el candelero, y empecé a prepararme el doctorado. Quería estudiar sobre la combustión y me di cuenta de la profundidad del problema. Después abandoné el doctorado, pero me he seguido preocupando», señala Barbas, que califica de «vergüenza» la petición de cuatro años de cárcel a Neus Truyol por vertidos en la bahía de Palma.

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