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El Ayuntamiento ofrece un crecimiento cero a los vecinos de Son Sardina

Cort propone no construir viviendas a cambio de los equipamientos públicos

Después de semanas de protestas, polémica e incluso un referéndum, en el que los vecinos de Son Sardina dejaron claro su fuerte oposición a la macrourbanización de Cort, llegan alternativas para que los residentes decidan sobre su futuro.

La regidora de Modelo de Ciudad, Neus Truyol, se reunió el pasado miércoles con cerca de un centenar de vecinos de Son Sardina y Sa Garriga para negociar las condiciones del crecimiento urbanístico que tanto rechazo han generado.

Según explicó ayer la plataforma Estimam Son Sardina en un comunicado, el equipo de Cort les propuso primero no construir en la calle Lau, como estaba previsto, pero sí edificar 160 viviendas —60 de ellas protegidas— en Can Simó. De esta manera, indicó Truyol, se ayudaría a los jóvenes de Son Sardina que no pueden adquirir una vivienda en el pueblo.

Sin embargo, los residentes rechazaron la propuesta alegando que no se puede garantizar que las nuevas viviendas sean para los sardiners. Truyol sugirió entonces que podría aceptar que no se hiciera ninguna urbanización, pero en este caso tampoco se haría ninguna intervención de mejora en Son Sardina.

Los asistentes en la reunión protestaron y calificaron de «chantaje» la idea de la regidora de Cort: «Nosotros también somos ciudadanos y pagamos impuestos», reclamaron. Finalmente, tras una intensa negociación entre ambas partes, se pusieron dos opciones sobre la mesa: la primera, la urbanización de 160 viviendas, 60 de ellas de protección oficial, en Can Simó, y la cesión de solares para hipotéticos equipamientos públicos en el futuro.

La segunda opción fue la del crecimiento cero, la que apuesta por no urbanizar más en el barrio y que ganó ampliamente el referéndum del pasado 17 de junio. En este caso, no se construirían más viviendas en Son Sardina, pero tampoco se invertiría en equipamientos públicos, como han demandado los vecinos. En lugar de esto, Cort cedería en otra petición histórica de los sardiners: la esperada plaza de Can Pasquet, que los residentes llevan años pidiendo.

«Por fin el Ayuntamiento nos ha dado el derecho a decidir», manifestaron desde la plataforma ciudadana, que subrayó que la medida ha sido «un éxito del pueblo» después de una fuerte oposición vecinal. Ahora, serán los residentes de Son Sardina quienes deberán determinar su futuro urbanístico, que se plasmará en el Plan General y se recordará como un triunfo democrático de todos los sardiners.

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