Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El histórico edificio del Centro Oceanográfico de Baleares tendrá un nuevo uso a partir de 2024

La Autoridad Portuaria, que ya ha recibido ofertas de instituciones y particulares, no tomará una decisión firme hasta que los investigadores se trasladen a la nueva sede del Moll Vell - El emblemático inmueble cumple medio siglo el año que viene

6

Las fotos del histórico edificio del Centro Oceanográfico de Baleares, que los científicos abandonarán en 2024 Miguel Vicens

Los investigadores se van, pero la sede del Centro Oceanográfico de Baleares no quedará abandonada. La Autoridad Portuaria, propietaria del edificio y de los terrenos donde se levanta, ha confirmado a este diario que a partir de 2024 dará un nuevo uso al singular inmueble catalogado que diseñó el arquitecto Vicente Roig Forné en 1973. 

Añade que ya ha recibido ofertas de instituciones y particulares interesándose por él, incluida una de la Guardia Civil, pero aclara que no tomará ninguna decisión al respecto hasta que la actual plantilla del Oceanográfico, formada en este momento por 85 trabajadores, se instale definitivamente en la nueva sede del Moll Vell, que se levantará en un terreno de 1.886 metros y que se prevé que esté terminada en dos años.

La sede del Centro Oceanográfico, obra del arquitecto Vicente Roig Forné de 1973, cumple el año que viene 50 años. Es uno de los edificios de la segunda mitad del siglo XX más importantes de Mallorca. Y fue concebido por su autor como un gran bloque cuadrangular de hormigón visto con cuatro fachadas idénticas, patio interior con fuente central y aspecto de cubo, en el que el agua actuaba como un elemento simbólico a partir de las diferentes fuentes que brotaban de la cornisa a la primera planta y rompían la uniformidad geométrica del edificio.

Fachada de acceso al edificio diseñado por Vicente Roig Forné en 1973 Miguel Vicens

Roig escogió el cubo por sus formas puras y sencillas, con una composición exterior donde realzó la banda de ventanales, con persianas venecianas para matizar la luz en el interior, que recorre todo el perímetro. Utilizó el hormigón armado como el sistema más apto de la época para construir un edificio cerca del mar. E introdujo el agua en la fachada y en el patio central como elemento simbólico relacionado con el uso que iba a tener el edificio.

No obstante, el casi medio siglo transcurrido desde su construcción ha deteriorado mucho la construcción, sobre todo la fachada, que muestra signos de humedades y desconchados en todo su perímetro, así como también las fuentes exteriores, que llevan años sin uso y ya muestran en su superficie la corrosión de los forjados. A ello se suma la transformación de la zona, convertida hoy en un gran aparcamiento entre la Estación Marítima, la Avinguda Gabriel Roca y el Club de Mar , así como el abandono casi absoluto de la zona ajardinada más próxima al edificio.

 A estos problemas se añaden otros funcionales, como la falta de capacidad del inmueble para la actual plantilla del Centro Oceanográfico y las dificultades para emprender reformas interiores por ser un edificio catalogado, así como el desfase del inmueble con la actual normativa de accesibilidad y prevención de riesgos laborales, como ocurre a otros edificios de su época.

«El edificio se nos ha quedado pequeño y los laboratorios obsoletos», relata el director Antoni Quetglas. «En el año 1973 y los posteriores el tipo de investigación que se realizaba en el Oceanográfico, cuyos laboratorios en Mallorca son muy anteriores a este inmueble y datan de 1906, estaba enfocada principalmente a la pesca. Y hoy las investigaciones están más enfocadas a la conservación del Medio Ambiente», explica. 

La zona ajardinada exterior está muy deteriorada Miguel Vicens

«Además -añade el director- la sede se construyó para unas 60 personas. Y hoy la plantilla, entre investigadores y personal administrativo es de 85 personas, ampliándose hasta cien dependiendo de las estancias de estudiantes y personal investigador», detalla. «El vestíbulo del edificio es muy grande y hace años se intentó transformarlo para construir más despachos, pero no fue posible por la catalogación del inmueble», relata.

Para paliar estas carencias de falta de espacio para los trabajadores y de laboratorios modernos, Antoni Quetglas explica que el Govern ha ofrecido al centro un espacio en un edificio del Parc Bit donde puedan trabajar 40 trabajadores e instalar laboratorios con tecnología moderna, un nuevo espacio que empezarán a utilizar este mismo año. 

Seré el inmueble puente antes de instalarse en el nueva sede del Moll Vell, cuyas obras empezarán ante de finales de año y se inaugurarán en 2024, según anunció en Palma la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant el pasado 24 de abril.

Compartir el artículo

stats