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Un gimnasio con un pie en el deporte y otro en la calle

Dos jóvenes fundan un centro de entrenamiento cerca de sa Indioteria en el que ofrecen mejorar el rendimiento físico y se abren a personas del barrio en riesgo de exclusión social

Marc Cloquell Pérez y Sergi Font Ripoll posan en el Noou Box. | MANU MIELNIEZUK

Dos jóvenes con un pie en el deporte y otro en la calle han abierto un gimnasio próximo a sa Indioteria para mejorar el rendimiento físico y emocional. El Noou Box acoge en una carpa todos los aparatos necesarios para entrenar y también para desconectar y relacionarse. Es a la vez un centro de entrenamiento funcional y un proyecto social que resultó ganador de la convocatoria de premios Carnet Jove para proyectos de Autoempleo que organiza la conselleria de Asuntos Sociales del Govern balear.

«Estábamos en un centro cívico de sa Indioteria, donde montamos un taller para el barrio de entrenamiento funcional. Empezamos a dar clases, vino mucha gente y cuando estábamos llenos pensamos en trasladarnos a otro sitio. Estuvimos buscando locales y encontramos este sitio», explica Marc Cloquell Pérez, fundador del gimnasio junto con Sergi Font Ripoll. Ambos son graduados en ciencias de actividad física y del deporte.

Una filosofía diferente

«Entrenamiento funcional consiste en mejorar la forma física de las personas mediante movimientos que encontramos en la vida cotidiana, añadiendo carga y volúmenes de repetición. Lo que buscamos es que sea un lugar donde la gente venga a sociabilizar, estar bien y cómodo, con una atención personalizada», manifiesta Font.

El germen de este proyecto está en el club d’esplai de Sa Iindioteria. «Veíamos que la gente se apuntaba a un gimnasio y se desapuntaba enseguida. Ante la necesidad de hacer que la gente se divirtiera y mejorara su salud, pensamos en montar esto. Empezamos con el taller y después nos embarcamos en esta aventura. Buscábamos un sitio cercano a sa Indioteria, para nosotros era fundamental. Nos vinimos de allí con setenta clientes y en un mes ya hemos hecho 120, el objetivo que nos habíamos marcado para todo el año», celebra Font.

El boca a boca ha funcionado y todos los días la carpa se llena de usuarios que se apuntan a las clases o realizan entrenamientos más personalizados.

Ahora que el gimnasio ha puesto velocidad de crucero, están preparados para iniciar su proyecto social con chicos del barrio en situación de vulnerabilidad. «Hemos contactado con la cooperativa Jovent para que nos envíen a chicos en riesgo de exclusión social, entre 14 y 18 años, para los que reservaremos una serie de plazas», indica Cloquell.

El uso del gimnasio será gratuito para estos chavales, pero los dos socios les pedirán a cambio «un compromiso» para que asistan regularmente y aprovechen esta oportunidad. «La idea es que den clases con todo el mundo, que aprovechen el deporte para salir de su día a día y que se introduzcan en otra rutina», explican. «Eso sí, las plazas son limitadas, así que si alguien no es constante le daremos la oportunidad a otro», subrayan.

Objetivos

Es un concepto diferente de gimnasio que se ocupa de la salud y también echa raíces en la calle y en el barrio. «Buscamos que cada cual, dentro de los objetivos que se marque, mejore físicamente y mentalmente. Hay gente que busca rendimiento y otros solo desconectar de su día a día, con un entrenamiento divertido y sociable», afirma Cloquell.

Está abierto a todas las edades, con entrenamientos especializados para másters —personas de entre 50 y 60 años— para los que se reservan actividades más adaptadas y personalizadas. «Queremos que la gente no solo haga deporte, que además estén bien y a gusto, que intenten empezar un nuevo estilo de vida», manifiestan.

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