Miguel Arbona y su hermana han estado haciendo cola ante las oficinas de la Societat Municipal d'Aparcaments (SMAP) desde las seis y de la madrugada. Su objetivo: hacerse con uno de los 50 bonos para aparcar por 60 euros al mes que la sociedad municipal ofrece a los vecinos de la calle Nuredduna en el estacionamiento de la avenida Gabriel Alomar i Villalonga como contraprestación a la pérdida de setenta plazas por la peatonalización de esta calle. (Vea aquí la galería)

Como Arbona otras veinte personas estaban haciendo cola a las ocho y media de esta mañana. Es el caso de Natalia Bosch, que lleva haciendo cola frente a la sede de la SMAP desde las 6,30 de la mañana. Y es que para ella conseguir uno de estos vales de descuento es casi como una cuestión de vida o muerte. Relata que algunos días no ha podido dormir en su casa porque, a las diez de la noche, cuando llega de trabajar, "es imposible encontrar un aparcamiento en Nuredduna". En estos casos se va a dormir a casa de sus abuelos en el polígono de Llevant.

Si bien habitualmente las oficinas de la SMAP abren al público a partir de las ocho y media de la mañana, hoy lo han hecho un poco antes con el fin de comenzar a atender a las personas que estaban aguardando en el exterior, como Tomeu Genovard y Antonio Recio.

Ambos son vecinos también de Nuredduna y están muy satisfechos con la iniciativa. Para Recio "el bono es una bendición de Dios porque los precios de los estacionamientos privados son prohibitivos". Los dos consideran, no obstante, que desde que han empezado las obras de peatonalización "es más fácil aparcar en la zona", puesto que ahora no se puede entrar en Nuredduna desde Aragó ni desde el túnel. No obstante, si bien están satisfechos con el proyecto de peatonalización, porque la calle se va a revalorizar, cuando hayan finalizado las obras "el problema del estacionamiento probablemente va a crecer en el barrio", de ahí la importancia de los bonos.