Un estudio elaborado por la concejalía de Justicia Social, Feminismo y LGTBI del Ayuntamiento de Palma, pionero a nivel estatal, según la concejala Sonia Vivas, demuestra que casi una de cada cinco mujeres que se prostituyen en Palma son a su vez víctimas de trata, aunque solo un pequeño porcentaje, en concreto el 8%, lo denuncia formalmente.

De acuerdo con este documento, presentado esta mañana con motivo de la celebración, el próximo día 23 de septiembre, del Día Internacional contra la Explotación Sexual, 227 personas de Palma son víctimas o posibles víctimas de tráfico, lo que representa un porcentaje del 17% de las mujeres que se prostituyen en la ciudad. Además, se ha comprobado que, a lo largo del año pasado las mujeres con indicios se ser objeto de trata se ha incrementado en un 4%, en relación a los datos obtenidos en 2019, año en el que por primera vez se realizó este informe.

Tal como ha explicado Vivas "una de cada cinco mujeres que ejercen la prostitución en nuestra ciudad (se tiene constancia de al menos 1.200) podría estar en situación de tráfico de personas, un hecho que nos debe hacer reflexionar sobre la necesidad de adoptar medidas que ayuden en un futuro a erradicar esta problemática". Por ello, insistió en la necesidad de instar al resto de instituciones "a seguir trabajando en esta línea, ya que lo que está haciendo Palma es pionero y demuestra la implicación del Ayuntamiento en la lucha contra la violencia hacia las mujeres".

El estudio pone de manifiesto que el perfil mayoritario de las víctimas de tráfico es el de una mujer de entre 25 y 34 años, de nacionalidad extranjera y procedentes especialmente de tres países: Nigeria, Colombia y China. Mayoritariamente ejercen la prostitución en pisos y casas, espacios que invisibilizan a las víctimas. La media de edad de estas mujeres está cinco años de la media del total de las que se prostituyen.

El estudio, en el que ha trabajado la socióloga Lourdes de la Cruz, pone también el foco en la dificultad de confirmar los casos de tráfico de personas, entre otras razones, por la falta de garantías de protección en caso de denuncia, así como por el miedo de las víctimas de las redes de tráfico, o también por el control que se realiza sobre ellas, un hecho que dificulta la posibilidad de denunciar.

Vivas ha recordado que el tráfico de seres humanos es un grave delito y una forma de esclavitud que convierte a las personas en simple mercancía. Pese a lo anterior se trata de una realidad "que ha adquirido dimensiones preocupantes debido a los grandes beneficios que proporciona". Tal como ha ocurrido con las mujeres que ejercen la prostitución, cuyo trabajo debido a la pandemia se ha "invisibilizado" en pisos y casas particulares, en el caso de la trata de personas también se ha observado este fenómeno en el último año. Se trata de uno de los tres negocios ilícitos más lucrativos, junto con el tráfico de drogas y armas.