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Palma descarta cobrar una tasa específica a los turistas que visiten su centro histórico

Seguir el ejemplo de Venecia, que ha implantado un impuesto para aquellos que acudan a la ciudad sin pernoctar en ella, no se percibe como una medida aplicable en la capital balear

Aglomeración de paseantes este verano en la plaza Major de Palma. Guillem Bosch

Venecia da un paso más en su lucha por atajar la masificación turística con la implantación de una nueva tasa que deberán pagar los turistas que visiten la ciudad y no pernocten en ella. Desde el ayuntamiento de Palma no se ha querido entrar a valorar la medida ya que Cort no se planeta implantarla. Fuentes del consistorio apuntan que no es viable y resaltan que las realidades de ambas ciudades no son comparables. Señalan que, en cualquier caso, el Ayuntamiento no sería competente para aplicar una tasa de estas características.

La idoneidad de establecer este gravamen en Palma no solo se pone en duda desde Cort sino también en diferentes entidades ciudadanas. Así, Maribel Alcázar, presidenta de la Federació d’Associacions de Veïns de Palma, no se muestra favorable a la implantación de un tributo ya que «hay otros mecanismos como la limitación de la llegada de megacruceros; la regulación del alquiler turístico y la moratoria de construcción de nuevos hoteles en el centro». Alcázar insiste en que «no hay que convertir Palma en un parque temático, con predominio del ocio nocturno», opina que la pérdida de la identidad en el casco antiguo «es algo que no arreglará una tasa» y recuerda que «el centro también es un barrio que se ha sacrificado en beneficio de un negocio».

Manel Domènech, miembro de la Associació de Veïnes de Canamunt, coincide en que un nuevo impuesto no va a poner fin a los problemas que ocasiona la presión turística. Ante el hipotético establecimiento de un gravamen de estas características en Palma Domènech se plantea: «Quién impondría la tasa y en beneficio de quién. Qué finalidad tendría». Para este activista el problema es mucho más profundo ya que se trata de una cuestión de «soberanía económica y política para poder planificar y regular de forma racional el flujo de turistas».

Toni Gayá, presidente de Afedeco, cree que si hubiera una buena gestión del dinero público no sería necesario aplicar un nuevo tributo: «Se gasta mucho en cosas banales y se tienen que añadir nuevos impuestos» para asumir las tareas necesarias. Por otra parte, Gayá cree que Palma no tiene un problema de saturación turística: «Puede que lo esté dos meses al año, pero todos somos conscientes de lo que ocurrió el año pasado debido a la covid-19», reflexiona. «Lo que tenemos debemos mejorarlo. Palma está muy sucia. Hablar de saturación es extremo. No queremos turismo de excesos pero sí el que pasea y consume en el comercio de la ciudad».

Desde Arca, Àngels Fermoselle defiende que «todos hemos de contribuir a la preservación del patrimonio, los visitantes también. El impuesto turístico, que ha tenido una pésima gestión, debe funcionar mejor». En el seno de Arca sí se ve «lógica» la implantación de una city tax que, además de limitar el número de visitantes, serviría para concienciar sobre cuestiones como el coste de la energía y la descarbonización. Desde Arca defienden que «todos los partidos políticos y también los hoteles de Ciutat deberían sumar y defenderlo y no hacer luchas partidistas estériles. Por otra parte hay que empezar a hablar de límites en la cantidad de embarcaciones particulares, aviones, coches y cruceros para reducir la huella de carbono», valoró.

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